APARTE DE POR LA PORQUERÍA QUE PAGAN, POR EL ENCHUFISMO QUE SUELE HABER. CONOZCO VARIOS PROFESORES ASOCIADOS EN LA UNIVERSIDAD MIGUEL HERNÁNDEZ QUE ENTRARON PORQUE TENÍAN “PADRINO”, Y NINGUNO DE ELLOS ES ESPECIALMENTE “BRILLANTE”. TAMBIÉN OS HE HABLADO ALGUNA VEZ DE LOS CHANCHULLOS DE LA UNIVERSIDAD DE MURCIA. Y AQUÍ VIENE OTRO DE LA UNIVERSIDAD DE ALMERÍA. ALGO HUELE MUY MAL EN LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA.
“«Algo huele a podrido en Dinamarca», dijo Marcelo a Hamlet. Si en tiempos de Shakespeare aún persistía aquella vieja prerrogativa del soberano por la que «hacía morir y dejaba vivir» (el ejemplo lo hallamos en el cadalso), hoy en día, como mostró Michel Foucault, el soberano (multiforme, microfísico y poliédrico) «hace vivir y deja morir». Lo podrido, producto de la descomposición, acaba extendiendo su olor: en los últimos años han salido a la luz diversos escándalos de corrupción y aprovechamiento de lo público en beneficio propio. Creo que ahora una de las corrientes odoríficas proviene de muy cerca: algo huele a podrido en la Universidad de Almería.
Soy consciente de que dar esta información supondrá un suicidio académico. Seguramente no volveré a trabajar en la Universidad de Almería y me esté cerrando otras muchas puertas. Pero si el miedo desaparece, no hay límites: los intereses personales quedan soslayados por las ideas de justicia, compromiso, solidaridad y conciencia. A mis 27 años, soy Doctor cum laude en Derecho (área de Filosofía del Derecho), tengo una media en la licenciatura de 3,52 sobre 4, poseo dos premios por mi expediente académico (uno a nivel local y otro a nivel autonómico; 4º mejor expediente a nivel estatal) y otro premio autonómico por una investigación, he sido becario FPU durante 4 años (Formación del Profesor Universitario; una de las beca más prestigiosa para hacer una tesis doctoral y formarse para ser profesor de universidad: en mi convocatoria solo salieron 25 becas para todo el Estado, lo que implica que todos los ciudadanos –a través de sus impuestos– han invertido un gran cantidad de dinero público en mi formación que podría ir a la basura), he pasado 10 meses en el extranjero de estancia de investigación (Berlín y Nápoles), he publicado 14 artículos en revistas científicas, 9 capítulos de libro, 3 libros (1 coeditado, 1 coautoría, 1 autoría), 20 artículos en periódicos, 7 comunicaciones, 5 conferencias como invitado, dirijo 3 trabajos fin de grado, he participado en 3 proyectos de investigación, por mis clases han pasado en estos 5 años más de 400 estudiantes a los que he tratado de enseñar a pensar, con mayor o menor fortuna, por medio de herramientas que generen un proceso crítico de aprendizaje. Pero, lamentablemente, no tengo un carné de partido político.
Después de todos estos años trabajando en la Universidad de Almería (y previamente estudiando en ella), han decidido «echarme de facto» para contratar como profesor asociado (cuando el curso pasado fue despedida el 90% de la plantilla) a un concejal del PSOE del Ayuntamiento de Almería. Para ser profesor asociado es preciso, según la normativa, reunir dos requisitos previos: 1) un tiempo mínimo de cotización no vinculado con la Universidad y 2) trabajar fuera de la Universidad en un puesto de relevancia para la materia. Este concejal, cuya carrera académica –que compaginó con un cargo en Diputación de Almería– fue meteórica (defendió su tesina en derecho financiero en diciembre de 2010 y tres meses después depositó su tesis doctoral en derecho romano), pertenece al Cuerpo General de Administrativos de la Junta de Andalucía (grupo C), un empleo que solo requiere poseer el título de bachillerato. Es como si un cartero –profesión digna donde las haya– concurre a un contrato de profesor asociado en cirugía –al ser licenciado en medicina– alegando que es cartero para así cumplir con el requisito de la experiencia profesional reconocida.
La Universidad de Almería lo contratará (así lo ha previsto en el informe de carga/potencial del Departamento) sin proceso, sin comisión que decida sobre los candidatos (porque no habrá posibilidad de candidatos: nadie puede concursar a la plaza), sin publicarlo en BOJA, vulnerando los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad que informan la contratación pública (arts. 14 y 103 de la Constitución de 1978), en base a un acuerdo del Consejo de Gobierno de la UAL de 27 de julio de 2012 contrario, bajo mi punto de vista, a la legalidad. Esta situación, obviamente, se ha producido porque hay personas que con sus actos y con sus silencios han colaborado, directa o indirectamente, en esta injusticia.
Una matización. Cuando utilizo la expresión «echar de facto» quiero decir que no es un despido jurídicamente hablando: mi contrato de profesor sustituto interino (que obtuve en un concurso público de méritos) finaliza el 18 de septiembre pero la plaza no volverá a convocarse, sino que se contratará como profesor asociado y bajo criterios de docencia estructural (y no docencia sobrevenida como hasta ahora se venía contratando) al arriba señalado. Ello implica, asimismo, que el contrato de profesor asociado no ha sido solicitado por el Consejo de Departamento, a propuesta del Área de Conocimiento, sino que el Vicerrectorado competente motu proprio ha tramitado la contratación.
Cuando esta semana nos reunamos el Consejo de Departamento de Derecho, si finalmente los profesores (juristas todos) y los representantes de los estudiantes (juristas en formación) votan a favor de la ordenación docente y legitiman este contrato, dictarán, creo, una resolución arbitraria a sabiendas de su injusticia y de su (posible) ilegalidad (artículos 404 y 405 Código Penal: delito de prevaricación). Espero que en ese Consejo de Departamento mis compañeros y compañeras tengan la decencia de mirarme a los ojos y digan que me quieren fuera de la UAL, que nada importa la excelencia académica, que quieren mantener prácticas caciquiles, que prefieren una Universidad mediocre y autocrática, que la igualdad, el mérito y la capacidad son un adorno pues lo importante es otra cosa que yo, al menos, no sabría localizar, que, como el capitán Araña, enseñan la ley y la democracia a sus estudiantes pero fuera de las aulas no la practican.
Soy consciente de que es una lucha de David contra Goliat y que las piedras escasean. Pero la difusión de la palabra es mi única arma: que se hable, que no muera en los rincones absorbido por el polvo, que Goliat tenga que mirar al suelo avergonzado. Contra la gente que se abstiene en la refriega para no ensuciarse, B. Pascal dejó escrito que era imposible no apostar, que no elegir es algo que no podemos decidir porque «ya estáis embarcados». La pregunta es obvia: ¿Queremos realmente este tipo de Universidad pública? ¿Queremos este tipo de «democracia»?”
http://www.laopiniondealmeria.com/2013/05/irregularidades-en-la-ual.html