El problema no es la comida sino el vínculo que se establece con ella

Unos de los mayores temores que tenemos es sin dudas a la LA SOLEDAD, en ella se depositan miedos arcaicos, abandono, desprotección, y la mayoría de las veces se confunde la soledad, sencillamente con el no tener pareja, vivir solo, con la autodependencia, etc. El acto de comer, convoca (y con boca), a una reunión, a un encuentro con otro, que me garantiza QUE NO ESTOY SOLO. Reuniones laborales, festivas, encuentros amorosos, celebraciones sorpresivas, etc., siempre tienen un encuadre alrededor de una mesa con comida. Grandes decisiones se pueden tomar, comida de por medio, porque es al parecer y tan solo al parecer, quien NOS UNE.
Si observamos fechas claves, como por ejemplo, una Navidad, un fin de año, a alguien realizando el acto de comer SOLO, nuestra mirada queda detenida en esa solitaria mesa y comienza nuestra imaginación a cobrar las historias más interesantes que han terminado con una persona COMIENDO SOLA. No podríamos pensar que tal vez pertenezca a otra religión, o que este atravesando tan solo una experiencia elegida por ese sujeto, NO, la persona que come sola en estas ocasiones ESTA SOLA.
Así sanciona nuestro entorno cultural al acto de comer, abriendo los interrogantes afectivos correspondientes: ¿no tendrá amigos? estará divorciado/a? será de afuera? Se habrá peleado con su flia? Etc.etc., no podemos pensar en una ELECCION, en una DECISION de comer a solas, porque el acto de comer nos muestra en nuestros vínculos, en nuestros círculos, en nuestras ataduras.
En la obesidad, o en el sobrepeso, este proceso cobra una significación aún más marcada, es decisiva, determinante, coloca en un antes y un después, porque no es en sí la comida lo que acciona sino el VINCULO EXCESIVO que se ha establecido con ella.
Y es ese mismo exceso, el de la falta de límites, es el que a partir de ahora será el condicionante para la persona que está obesa, comerá porque NO VA A DESPRECIARTE, comerá porque ESTA HECHA ESA COMIDA CON MUCHO AMOR, comerá en definitiva, porque ha logrado la ATADURA no a la comida sino a lo que ella significa cuando ESTAMOS JUNTOS, al placer que me da ese encuentro, al desborde de ese momento a tu lado, en definitiva, esa falta de límites, ese exceso, no es otra cosa más que la demostración EFECTIVA, de mi temor a perderte, a ofenderte, a despreciarte, a abandonarte, es la demostración EFECTIVA de que hay algo fuerte en lo AFECTIVO.
Cuando decimos que el problema no es la comida sino el vínculo que se establece con ella, decimos que ese vínculo está dañado, dejó de ser una necesidad básica de nutrición para transformarse en un lazo que nos deja como su definición lo indica UNIDOS, ENCADENADOS, EMPARENTADOS O ATADOS A LA REUNION DE PERSONAS PARA ALMORZAR O CENAR, nos deja observando lo que hay SOBRE la mesa perdiendo de vista muchas veces de quienes están ALREDEDOR de la misma, dejó de alimentarnos para comenzar a tapar el verdadero vínculo que no es otra cosa que lo que SIENTO y no lo que COMO, la propia confusión de creer QUE SIENTO CÓMO COMO, en definitiva, la errónea idea de suponer que los afectos se mastican, se devoran, SE LIMITAN.