Revista Opinión

El problema va a ser que los jóvenes se metan en política

Publicado el 14 mayo 2015 por Vigilis @vigilis
Ya hablé de este tema pero debo volver a él. El debate político se caracteriza por tener muy poco de debate político. Esto ocurre en todas partes del mundo, España es un país normal y no constituye ninguna excepción. Pero que esto sea así no tiene por qué gustarnos. Que en campaña electoral local en lugar de analizar si todos los barrios de una ciudad tienen el mismo acceso a los serivcios públicos hablemos de un perro o que en lugar de hablar del pago de tasas de basura cuando el contenedor más cercano está en Vladivostok hablemos de la chorrada de turno es normal, lo constatamos, pero insisto, no tiene por qué gustarnos.

El problema va a ser que los jóvenes se metan en política

Psicología inversa: ¿dónde pone en la Constitución que gente sin experiencia política no puede dedicarse a la política?

Lo de que "la regeneración democrática deba pasar por los nacidos en democracia" que dijo Albert Rivera el otro día, de alguna forma los periodistas lo han convertido en un requisito que impone el yerno. Así, hay quien dice de pronto que Rivera sólo pone a candidatos jóvenes, cuando en realidad sus cabezas de lista son de los más viejos. O falar non ten cancelas, decimos por aquí.
Una de las cosas del debate político es no debatir de política y otra más es poner de manifiesto las contradicciones del adversario. Así por ejemplo, el ex-vendedor de armas más famoso de España contesta al yerno de España que la edad física no es "lo más importante". Sin embargo, en su propio partido la gente opina que sí lo es.

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Del partido de Rosa Diez supongo que no hace falta hablar mucho. Para la señora Díez lo de que la regeneración "pase" por los nacidos después del 78 se ha convertido en que Ciudadanos quiere ilegalizar a los partidos nacidos en época democrática. Yo no sé qué le pasó a Rosa Díez para que ande como pollo sin cabeza (bueno, lo sospecho: que se anda cargando a todos los que le dicen "no"). Una crítica que rechina más si recordamos que viene de un partido que en la práctica impide a gente con derecho a voto formar parte de sus listas por razones de edad (es la consecuencia de pedir a sus candidatos cuatro años de cotización a la SS).
El tema de la edad es peliagudo y suele ser muy mal llevado porque es una ley de vida irresoluble: los mayores no pueden evitar serlo (aunque hoy la medicina ayude a extender la calidad de vida: Monica Bellucci y Mariló Montero tienen 50 palos, never forget) y los jóvenes desde que existen (desde hace unos cien años aproximadamente, porque antes no existían) tienen el handicap de la "falta de experiencia en la vida" que no pueden corregir salvo por el paso del tiempo.
En el campo político quienes peor llevan el asunto son los partidos de los pensionistas y jubilados, es decir, el PP y el PSOE. Ahí tenemos en el PP por ejemplo a dos sexagenarios y a una señora de cincuenta años mostrando una imagen juvenil, en bicicleta y con las mangas al aire:
El problema va a ser que los jóvenes se metan en política

O al PSOE diciendo que los jóvenes son el "motor del cambio" pero impidiéndoles participar en sus procesos de elección interna porque qué diablos, para el partido de los ERE lo de los jóvenes es una pose como lo de que son socialdemócratas.

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HEY!!! PDRSNCHZ ES COMO NOSOTROS, LOS JÓVENES!!!

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¿Qué pasa coleguis?

Todas estas imposturas y estas poses son legítimas. Son legítimas porque un rival te puede colocar frente a tu contradicción y ahí pagas el precio. Pero nos desvían de lo que debe formar parte del debate y eso nos debe preocupar a todos.
España es ese país que pierde población, se vacía y hace bromitas con los jóvenes cuando desde el año 2008 por primera vez en nuestra historia tienen mayor tasa de riesgo de pobreza los menores de 16 que los mayores de 65. El problema demográfico, que es el gran problema español que estamos postergando ad infinitum y cuyos efectos ya comienzan a ser permanentes, es algo tan desconocido en el debate político que las bromitas con los jóvenes y los candidatos sexagenarios con aire juvenil se parecen más a una bofetada que a una mera campaña de publicidad política.
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Instrumentalizar el debate generacional es algo que se puede criticar en Albert Rivera (también en Pablemos porque a todos nos hacen gracia los chistes del Niño de la Beca) pero que las críticas provengan de los partidos que más tratan de aparentar lo que no son y que han tenido más responsabilidad de gobierno y han dejado que el país se envejezca y se vacíe hasta el punto de hallar extensas zonas del interior con la densidad poblacional de Laponia, no es de recibo. ¿Sacar de contexto unas declaraciones y retorcer las palabras para que quieran decir una cosa que no significan? Eso sí, eso vale, es el juego, el juego que degrada la política, pero el juego. Dura lex, sed lex. Ahora, insistir por ese camino se puede volver en su contra: mucho insisten algunos partidos del establisment burocrático en la seriedad, el rigor, etc. Degradar el debate público no me parece serio.
Un aspecto de la vida política donde es muy sencillo identificar el abismo que separa a los partidos de los pensionistas del estrato demográfico más joven es el que tiene que ver con el cambio tecnológico (un cambio que comenzó hace veinte años pero del que seguimos hablando como si fuera nuevo). Todo lo relacionado con la propiedad intelectual, los problemas derivados de la mercantilización no informada de los datos de caracter personal, los cientos de millones de euros que quemamos en software privativo, los dantescos presupuestos que arden en contrataciones de servicios de Internet (desde la provisión de servicios hasta páginas web de información al público que se contratan por el equivalente al PIB de Siam). Nos resulta dificil imaginar a un trooper austrohúngaro hablar de todo esto. La consecuencia inmediata es que las instituciones europeas aprueban legislación que pasa por las cámaras en España sin que exista un debate público. Se nos hurtan estos debates —en parte— por el abismo generacional de quienes ostentan el monopolio del poder político. 

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Hay quien entiende el chiste y hay quien no lo entiende.

Y hablo de tecnología pero podemos hablar de otro tipo de problemas: la situación laboral, por ejemplo. España tiene una tasa de temporalidad entre los jóvenes veinte puntos superior a la media europea. Gente que entra y sale del mercado laboral. ¿Cuál es la solución que propone la generación anterior? Una solución estupenda: hazte autónomo, emprende. Guay. Si lo que le hace falta a este país son autónomos y microempresas, claro que sí, campeones. Y ni quiero mencionar a los sindicatos, que hoy en día se parecen más a un club de tenis de capital de provincias que a otra cosa.
En fin, no alargo el tema. Puede que en esta época veamos por primera vez en España una coalición de intereses políticos basada en la edad. De los austrohúngaros depende que esa coalición la lideren los que justifican la persecución política en Venezuela o los que la rechazan. Los que dicen que en la última guerra civil había buenos y malos o los que dicen que aquellos bandos hoy no explican a la sociedad española.

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