Revista Opinión

El proceso de autodeterminación no es progresista. 2

Publicado el 30 julio 2018 por Manuhermon @manuhermon
El proceso de secesión bucea en el nacionalismo, formando grupo con Le Pen, Trump, Salvini, Farage, Jaroslaw Kaczynski, Viktor Orban… una ideología excluyente y xenófoba que considera enemigos a los otros, a los que no son como ellos los tratan como extranjeros que identifican con los que piensan diferente. El proces camina hacia atrás, es la guerra anti-ilustrada, un régimen social, cultural y político basado en la credulidad voluntaria…Hay que entablar un combate del pensamiento contra los saberes establecidos y sus autoridades, un combate del pensamiento en el que se confía una convicción: que pensando podemos hacernos mejores y que solo merece ser pensado aquello que, de una u otra forma, contribuye a ello. -Marina Garcés, ‘Nueva Ilustración radical’-. La izquierda siempre combatió contra los poderes establecidos, ¿por qué no en Cataluña, donde los poderes establecidos están montando el procéss?
El proceso a la independencia es la negación de la racionalidad como elemento de vida y conciencia para interpretar la realidad, como forma de crítica y deliberación de búsqueda de alternativas a problemas sociales. El proceso de autodeterminación hunde sus raíces en viejas teorías supremacistas enredadas en diferenciar ‘la raza catalana’ del resto de lo español, considerándose a sí mismos superiores y elegidos para guiar al resto, se alimenta de esencias de un pasado idealizado, que nunca existió, construido en negativo, como contraposición a lo español, considerado extranjero y por tanto enemigo. –Abundante documentación en ‘La Raza Catalana’ I y II, de Francisco Caja, Ediciones Encuentro-.
No es progresista abrazar ideologías que consideran a unos individuos superiores a otros, que buscan y rebuscan para utilizar factores genéticos, étnicos y lingüísticos, como fuente de derechos y reconocimiento de superioridad, lo progresista es luchar contra ello, para empezar denunciándolo. Una persona que se quiera progresista no puede dejar de criticar los objetivos y los medios independentistas, no puede callar ante las mentiras vertidas en sus campañas de propaganda, porque el ideal de la razón y la ciencia no deben esconderse ante la realidad. La búsqueda de datos debe estar presente ante las ideas de: ‘España nos roba’, ‘Cataluña es una colonia’, ‘Los catalanes carecemos de derechos civiles’… defender la mentira para identificar problemas y la magia como solución de los mismos, formó siempre parte de la carcunda. Durante años hemos escuchado a simpatizantes del independentismo que pretendían salvar su conciencia proclamando ‘yo no soy nacionalista, pero’… exactamente igual que cuando oímos aquello de ‘yo no soy racista, pero esos negros…’ Apoyar, por acción u omisión, que andaluces y extremeños, murcianos y castellanos, gallegos y cántabros… explotaran durante años a los catalanes es pura basura, carcunda.
El proceso de independencia funciona ofreciendo ilusiones futuras, a elegir por cada cual la que convenga, está siendo impulsado cosiendo en una ristra toda reivindicación que se manifieste por cualquier parte, por cualquier grupo, con la promesa de soluciones inmediatas en la nueva nación independiente. Eso sí, sin ofrecer soluciones concretas a nada. En un tiempo de realidad líquida, inconsistente, de inmediatez en las pretensiones y querencias de amplios deseos, de necesidad de encontrar respuestas para satisfacerse instantáneamente, en este tiempo, cualquiera que ofrezca tocar fácil y rápidamente el botón o la pantalla para actuar, tendrá mucho ganado para movilizar voluntades. El process además, metió en la coctelera una enorme crisis económica y política. Fijó objetivos edulcorados, emocionalmente funcionan como inhibidores para trabajar, investigar, criticar y buscar salidas concretas a los problemas actuales, además, asegura poder lograr todos los objetivos, rápidamente, sin esfuerzo y sin costes para nadie... como si cuando en la acción de apagar la luz un día, salváramos el Planeta, todos los que lo hacen pueden sentirse contentos, pueden contar a sus amigos que ellos han participado en la salvación del mundo. Por el contrario, cualquiera que se oponga a lo anterior será considerado un gafe, un extranjero, extraño a la comunidad, por tanto susceptible de ser apartado y castigado.
No es progresista un golpe de estado que pretende la secesión de una parte del conjunto, en un país democrático, como España en el Siglo XXI, insertada en la Unión Europea conjunto de países democráticos con un alto estándar mundial de libertades y derechos. Lo progresista es impedirlo. España participa en el entramado político e institucional de los países de la UE con quien comparte un elevadísimo porcentaje de leyes, procedimientos y normas, comparte gran parte de la política de seguridad y de la política exterior, amplias relaciones comerciales, tecnológicas, culturales, y una gran parte de la política económica que incluye hasta la moneda común… todo lo cual presupone una gran cesión de soberanía del nacionalismo español a los entes comunes europeos, a lo que habría que añadir la cesión de soberanía nacional a las llamadas autonomías en el estado federal español.
Extractos del trabajo 'El proceso de secesión, no es progresista'. Manuel Herranz.

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