Enlace al medio
Existe un futuro tan, tan lejano en el que el Sol se ha apagado, pero sigue existiendo vida en la Tierra. En un momento indeterminado del futuro se abrieron puertas a dimensiones que nunca debieran haber sido descubiertas, y entraron a nuestro mundo criaturas espantosas de la más diversa índole. Incluso algunas de estas criaturas se mezclaron con los humanos dando resultado a especímenes todavía más horrendos. Para sobrevivir, la humanidad construyó un último refugio, El Inmenso Reducto, una gigantesca pirámide protegida por la Corriente Terráquea –la fuerza vital de la Tierra que protegerá a los hombres de las criaturas de la noche- donde habitan millones y millones de seres humanos, divididos en diferentes ciudades. Pero cuando se descubra que existe otro Reducto, mucho más pequeño, a una larga distancia del Inmenso, y que otros seres humanos pueden ser rescatados, el héroe –sin nombre- de la narración decidirá acudir al rescate, acuciado por una motivación personal a la que no puede dar la espalda… ya que es la reencarnación de un muchacho del siglo XVII que conoció el amor a través de Lady Mirdath, la cual falleció demasiado pronto y a la cual siente, a través de sus poderes telepáticos, en dicho lugar.El reino de la noche es una de las obras de terror y fantasía más importantes de la primera época del género en los inicios del Siglo XX, la cual fue en su día admirada por autores de la talla de H.P. Lovecraft (“Una de las piezas más potentes de la imaginación macabra jamás escrita”, en sus propias palabras) o Clark Ashton Smith, de fuerte inspiración para los escritores fantásticos de su época y una de las precursoras del “terror cósmico” que poco después popularizarían, entre otros, estos mismos autores. Fuertemente influenciada por Milton, la obra está escrita en forma de diario por parte del protagonista, primero con una introducción que sucede en el siglo XVII y que narra el romance entre los dos protagonistas, para después hacernos “saltar”, sin apenas preparación previa, hacia millones de años en el futuro, una vez mediante el sueño el personaje principal “ocupe” el cuerpo de su versión del mañana. Es en el primer centenar de páginas donde uno presencia atónito una inabarcable y poderosísima obra desbordante de imaginación, cuando se presente el mundo del Reino de la Noche, las razas que lo habitan, los lugares que lo componen, cada uno con su propia mitología, desde conceptos tan estimulantes como La Casa del Silencio (un lugar encantado que ejerce una poderosa influencia sobre los que pasean por sus cercanías, donde se vislumbran luces en el interior pero jamás se escucha un sonido) o el Camino por donde marchan los Silenciosos (criaturas calmadas, abrigas y embozadas que no atacan a los hombres si no se cruzan en su camino), por solo citar un par.Pero a pesar de su evidente interés para los seguidores de la literatura fantástica y los interesados en conocer sus raíces, hay que advertir que no se trata de un libro liviano o fácil de seguir. Amparándose en que el narrador protagonista no es un escritor nato, la obra está cargada de reiteraciones, información excesivamente detallada –repite hasta la exageración datos sobre las horas de comida o de sueño- y un estilo literario que puede resultar un pelín cargante, aunque trate de emular –desde 1912- el estilo de dos siglos antes. Además de buscar el protagonista hasta el cansancio constantemente el apoyo y la simpatía de lector. Con todo el inmenso background que tiene la obra, que no tiene apenas parangón en su época, no se explota todo lo que debiera: lo que parecía que iba a ser una obra de horror poco a poco se reencamina hacia un cuento de fantasía bastante básico, en el cual un caballero debe rescatar a una dama en apuros. E incluso en ciertas actitudes del protagonista hacia la doncella puede detectarse un machismo y una condescendencia que no resultarán precisamente muy atractivos para un lector actual. Consciente de ello, el autor James Stoddard publicó en 2011 The Night Land: A Story Retold, una suerte de remake de la obra de Hodgson “actualizada” a un lenguaje moderno, incluyendo diálogos y algunas partes nuevas. Que cayera por estos lares probablemente sería mucho pedir, yo por si acaso cruzo los dedos…No obstante, al igual que su impresionante introducción, la parte final se eleva en dramatismo e intensidad de forma notable, y las últimas páginas son un verdadero tour-de-force. Aquí ya entra en gran medida las interpretaciones personales de cada uno, pero al epílogo le encontré un fuerte carácter simbólico. Sin pretender desvelar nada, simplemente sospecho que la narración del protagonista y los sucesos que ocurren “realmente” no son los mismos… pero ese tema mejor lo dejamos para otro texto…William Hope HodgsonEl culto a El reino de la noche ha generado que, aparte del mencionado libro de Stoddard, hayan aparecido otras obras ambientadas en el mastodóntico universo creado por el autor nacido en Essex (como Awake in the Night Land (2014), de John C. Wright), crossoverscomo en Eon (1985) o La ciudad al final del tiempo (2008), ambos de Greg Bear o pastiches varios.Mientras que su valor literario puede ponerse en entredicho, lo que es indudable es que como obra conceptual, creadora de un universo rico, donde lo que no está detallado es muy sugerente (en varias ocasiones resulta preferible), El reino de la noche es un clásico de la literatura fantástica que no conocía una edición en castellano desde que fuera editada por Forum en la colección “pulp” Biblioteca del terror en 1985 –conoció una edición semi-pirata por parte de Pulp Ediciones en el 2004, pero vaya, nos referimos a ediciones cien por cien legales- y ya tocaba subsanar ese vacío, además de tener la presente de Hermida Editores una traducción nueva de la obra por parte de Francisco Cuso.Javier J. Valencia
Revista Cultura y Ocio
El reino de la noche de William Hope Hodgson en El pájaro burlón
Publicado el 08 octubre 2015 por HermidaeditoresSus últimos artículos
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