Hay días que me desayuno cada cosa… La de hoy es chupi lerende. A ver, pregunta: ¿alguna vez se os ha caído el iPhone al suelo en casa, habéis practicado curling con él sin daros cuenta cuando estaba en el suelo, o le ha faltado el canto de un euro para no hacer puenting desde la encimera de la cocina, pero sin cuerda. ¡Manazas del mundo! ¡Sentíos felices, que no estáis solos! Porque lo que hay por ahí es de ovación y vuelta al ruedo…
Desde que aprendí a manejar Internet en el Hogar de la 3ª edad soy otro. ¡Hasta me creo alertas en el guguel ese para leer lo que me interesa! Que suelen ser cosas que luego cuento aquí, dicho sea de paso. Y lo de hoy es de traca. Y es que según un estudio de Squaretrade, que viene a ser el Te Lo Garantizo de los que hablan en inglés, el 51% de los accidentes de iPhone suelen ocurrir en casa. Y hasta han elaborado un ranking de los lugares más frecuentes de los estropicios. A saber, estos son los territorios comanches: cocina, sala de estar, baño, garaje y habitación. En la imagen que acompaña estas líneas lo podéis ver mejor.
¿Cosas que suelen ocurrir? Seguro con algunas de ellas os sentís la mar de identificados:
• Sales del coche, recién aparcado en el garaje, y oyes un ruido. No es el de la puerta, ni tampoco el del volante, ni nada parecido. Miras al suelo y lo ves ahí, hecho un Cristo. Sí, tu iPhone. Cosas que pasan, te dices al cogerlo y examinarlo con detenimiento rezando al santoral entero para que no le haya pasado nada.
• Hora de la cena. Que si guasap por aquí, guasap por allá... Lo dejas en la encimera para darle un último toque a los filetes de pollo, y en estas que impulsado por tu emoción culinaria, cual Chicote, lo tiras si querer. Un ruido seco, letal. Y sientes que se te han subido unas cosillas a la garganta, tal que un par de pelotitas, cerrando los ojos antes de mirar al suelo y comprobar el estado del estropicio.
• Suena el despertador. No es Santo Domingo, como cantaba el de la canción, ni tampoco las ocho de la mañana. Más bien son las seis y esto es España. La ciudad, indeterminada. El despertador, para más señas, es el iPhone. Y suena con ganas. Igual que siempre, pero hoy tienes mal despertar (como todos los días, nada raro), y en tu cabreo le pegas un meneo al iPhone que le lleva a batir el récord de caída libre desde la mesilla al suelo. Así que el ‘crock’ que has escuchado acrecienta tu ya de por sí mal humor. Y son las seis de la mañana…
Pues eso, que de estas, unas pocas. Seguro. Y hablando de seguro, para evitar que os sucedan cosas como las descritas, ya sabéis dónde encontrar a vuestro amigo Argimiro, el Garantizador.