Revista Cine

'El señor de las moscas' no quiere que te aburras

Publicado el 02 julio 2012 por Fimin

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La hambrienta Segunda Guerra Mundial se está zampando todo lo que encuentra por Europa. Inglaterra, devastada por el “glotón” alemán, decide enviar en avión a sus estudiantes más ricos y más buenos a Australia. En una de estas partidas aéreas, un grupo de colegiales ingleses se estrella en medio del océano índico y, conducido por el capricho del mar, llega a una isla desierta de humanidad. Los únicos supervivientes no divisan, ni de lejos, la mayoría de edad. Niños modélicos en medio de una ínsula paradisiaca con fauna y flora a rebosar. Con organización y voluntad, el orden puede, a priori, con el caos. Pero la sombra del “Señor de las moscas” es alargada y, como viene a narrar el film, el salvajismo y destrucción del ser humano es un instinto que solo las normas pueden frenar (aunque parcialmente).

¿PORQUÉ VERLA?

El leitmotiv de la película no desea centrarse en la revisión de un hecho histórico, aunque éste si sea influyente en el comportamiento de los personajes. Peter Brook, adaptando la novela homónima de William Golding, se cuela en lo más profundo del hombre (del niño) para analizar y escudriñar las partes pudendas del raciocinio humano. Mediante un largo serial de metáforas y analogías, Brook, habla de las fronteras emocionales, del tedio y desesperación, del miedo, de la esperanza. Si no fuera porque es anterior, “Los chicos del maíz” estarían orgullosos de su comportamiento. Claro, los chicos están solos en una isla sin adultos y en lugar de mantener la compostura, su modus operandi adopta una forma tribal y casi sectaria. Una de las joyas de este largometraje es la crítica hacia la religión. El credo de fe adopta una morfología monstruosa, acechando la tranquilidad y harmonía de los prematuros personajes. Los niños se esconden de un monstruo que habita en la isla; un monstruo que les hace conocedores del miedo de lo desconocido. Y como remedio deciden crear su dios falso para que les proteja. En 1990, Harry Hook, lanzó su particular versión de los hechos con una película, creemos, menos fresca y initrigante que la de Peter Brook.

EN FILMIN… 

Queremos que saquéis el niño que lleváis dentro y os atreváis a ver las películas que os provocan recelo o pavor. Que no os escondáis en ningún rincón, que salgáis a buscar el monstruo para saber cuáles son vuestros límites. 49 años después, deseamos que saquéis a relucir ese espíritu aventurero que seguro lleváis dentro.


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