Revista América Latina

El sentido trágico de la fuerza

Publicado el 09 marzo 2015 por Ángel Santiesteban Prats @AngelSantiesteb

Kluiberth RoaSiento profundamente la muerte del joven venezolano Kluiberth Roa en el estado de Táchira, quien a sus catorce años ha sido asesinado por un policía al accionar su arma de fuego. Todo régimen conduce a actos como este, que se unen a los otros muertos de ambos bandos y, desgraciadamente, según la situación actual, es posible que ocurran más.

Es difícil repetir el rapto de poder que Fidel Castro cometió entre 1959 y los tres años siguientes que fue dando lugar a su estado totalitario, porque en Venezuela no se cumple la situación histórica y social que acontecía en Cuba, ni los tiempos, el desarrollo y los intereses económicos de otros países eran similares.

Ahora existe la internet y demás medios de comunicación que en segundos pueden dirigirse a la comunidad internacional y denunciar todo abuso de poder, por lo que al gobierno venezolano le será casi imposible imitar las primeras décadas del ascenso de Castro al gobierno, en las que cometía los mayores desmanes, como los campos de concentración al estilo estalinista, Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), fusilamientos, persecuciones a disidentes y encarcelamientos por décadas, y tantos y tantos abusos de autoridad bajo la égida de los hermanos Castro.

Recientemente, también se ha encarcelado al alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, por ser opositor, creando un acto circense a su alrededor para manipular a los votantes y que, en una nueva elección, el chavismo gane esa plaza importante para sus actos desmedidos y extraerse de una vez ese dolor de muela que le significa el no tener bajo su bota esta parte de la geografía nacional. Esa misma estrategia hicieron con otros alcaldes y gobernadores de la oposición, en aras de anular su fuerza opositora.

En días pasados asaltaron las celdas de Leopoldo López y otros políticos encarcelados por el gobierno, y, en consecuencia, fueron llevados a celdas de castigos. Pero no es más que la furia originada al constatar que sus voces, a pesar de estar encarcelados, no han dejado de escucharse, y por lo contrario, ahora sus mensajes alcanzan mayor espacio mediático, y de esa manera rompen la intención del presidente Nicolás Maduro.

Cuando la libertad es violada, asfixiada, o solo se roza sus bordes, se resiente y afloran las violaciones de los Derechos Humanos. Esperar otra realidad, sea chavista o no, es autoengañarse.

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Ángel Santiesteban-Prats

Prisión Unidad de Guardafronteras. La Habana. Febrero de 2015.


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