Revista Expatriados

El tabaco en Bangladesh

Por Tiburciosamsa
Hay profesiones para las que se ha de tener una personalidad un poco especial: electricista especializado en el manejo y reparación de sillas eléctricas, carcelero en Guantánamo, publicitario de marcas de tabaco... Con respeto a ésta última profesión he intentado imaginarme cómo deben de ser las entrevistas de trabajo. Entra el candidato: va con americana, corbata de Hermes y una sonrisa más falsa que un político en campaña electoral. Primera pregunta: "¿Vendería usted a su madre?" Respuesta: "La vendí la semana pasada. A un fabricante de comida para perros." Segunda pregunta: "¿Se arrepiente de haberlo hecho?" Respuesta: "Me arrepiendo de haber pedido sólo doscientos euros. Con paciencia podría haberle sacado trescientos." Superada la entrevista, viene la prueba práctica: "Ahí tiene un parque infantil. ¿Ve al niño rubito de los ojos azules? Tiene quince minutos para ir, quitarle el coche con el que está jugando y volver." El candidato verdaderamente motivado vuelve a los catorce minutos y treinta segundos con el coche y con dos caramelos de naranja que el niño tenía en el bolsillo y que no entraban en la prueba. Ahora a ese candidato le pueden contratar y poner, por ejemplo, a preparar una campaña promocional en Bangladesh.
En 1999 British-American Tobacco (BAT) lanzó una gran campaña publicitaria, titulada el Viaje de Descubrimiento. Ignoro qué era lo que iban a descubrir; tal vez las maravillas del enfisema pulmonar. El yate iba a recorrer 17 países en 170 días y su destino final era Chittagong, el principal puerto de Bangladesh. Al final fueron los activistas antitabaco los que descubrieron algo: que el viaje iba a "descubrir nuevas y potenciales víctimas de los productos del tabaco". Esta saga de descubridores y descubrimientos terminó con la Justicia bangladeshi prohibiendo que el yate recalase en Bangladesh.
Otra estrategia publicitaria consiste en designar embajadores de la marca. Parece que la idea que se quiere vender es que si uno fuma se volverá tan sexy y exitoso como el embajador de la marca. En el subcontinente indio John Players escogió a la estrella de Bollywood Hrithik Roshan y señaló que "Hrithik Roshan, supestrella y símbolo de la juventud, con su estilo innato, su energía y su natural juguetón es quien mejor personifica los atributos esenciales de la marca". Está bien saber que dentro de 20 años Hrithik Roshan será la imagen del cáncer de pulmón. Para entonces nos habremos dado cuenta de que más que un embajador, era un embajodón.
En 2005 la publicidad del tabaco fue prohibida por el Gobierno bangladeshi, así que las tabacaleras recurrieron a las hojitas volanderas que promocionan el tabaco sin especificar la compañía que está detrás. Entre ladrones hay que ayudarse. Aunque dadas las pocas multas que se han dictado por violar la ley, casi que se han tomado demasiadas precauciones.
Si nos atenemos a las cifras de estudios hechos por el Ministerio de Sanidad de Bangladesh y la OMS parece que la regulación de 2005 no ha servido para mucho: el 63% de los trabajadores están expuestos al humo del tabaco en sus lugares de trabajo; se calcula que 57.000 personas mueren cada año y 382.000 quedan incapacitadas a causa de enfermedades relacionadas con el tabaco (datos de la OMS de 2007); el 43% de los adultos son fumadores en 2010, mientras que en 2004 era el 37%. La subida se ha debido sobre todo al incremento de las mujeres fumadoras, que ya son el 28% del total de todas las mujeres.
Aun así, las tabacaleras deben estimar que no han penetrado lo suficiente el mercado bangladeshi y han lanzado algunos eslogans muy creativos. Hay uno que afirma que fumar facilita el parto, ya que los bebés de fumadoras tienen menos peso. Podrían añadir que si se combinan tabaco y heroína ya se obtienen unos resultados de fábula: basta con que la embarazada estornude fuerte para que el bebé salga afuera. Otros anuncios afirman que los fumadores son más listos, tienen más energía y son mejores amantes que los no fumadores. Lo último tal vez sea cierto por un tiempo, hasta que uno de los efectos colaterales del tabaco se haga sentir: la impotencia.

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