Ambas afirmaciones son de Geoff Colvin (*), desarrolladas en sus dos libros: “Talent is overrated: What Really Separates World-Class Performers From Everybody Else” (El talento es sobreestimado: Lo que realmente separa los actores de clase mundial de todos los demás) editado en 2008, y “Humans are underrated” (Los seres humanos son subestimados) editado el 4 de agosto 2015. El primero fue un bestseller y el segundo lo será probablemente también.
El talento es sobrevalorado.
Según
Geoff Colvin para destacar no es absolutamente necesario tener un talento
innato, o por lo menos no es suficiente. Tiene que ir acompañado con el
esfuerzo. La grandeza se consigue con la práctica y la perseverancia. Trabajar
de una manera muy específica. La clave del éxito es cómo practicas, cómo
analizas los resultados de tus progresos y aprendes de tus errores. Por eso hay
pocos entre los que tienen talento que destacan sobre los demás. Geoff Colvin cita
como ejemplos celebridades como Mozart, que tenía un talento innato, pero se
convirtió realmente en un genio por su constante trabajo desde niño, teniendo
como maestro y mentor a su padre Leopoldo. O como el campeón de golf Tiger
Woods, que también empezó a una edad muy temprana a entrenarse intensivamente. Bill
Gates, que hice su primer trabajo de software a los 13 años, y otros ejemplos
más.
Geoff
Colvinlo explica en este video
El
escritor se ha basado en estudios científicos para demostrar que aplicando una
manera adecuada de trabajar y el esfuerzo adecuado, cualquiera puede mejorar,
por muy difícil que sea su tarea. Que con un cambio de mentalidad puedes
cambiar el enfoque o la idea que tienes de tu trabajo y de tu carrera.Los seres humanos son subestimados.
Geoff Colvinrecuerda que, cuando en los años 70-80 surgieron los ordenadores y la informática, muchos vaticinaron que las máquinas iban a sustituir a las personas en las fábricas y esto iba a aumentar el paro. Pero luego la estructura económica se adaptó de algún modo y se crearon nuevos tipos de trabajo y empleo. Sin embargo volvieron las dudas y las estadísticas de los EEUU muestran que a partir de 1990 el paro de la gente, que históricamente había sido más empleada (de edades entre 25 y 54 años), ha aumentado desde el 8% hasta el 11,5% en 2014.
Hasta
ahora la mayoría de los economistas creyeron que la culpa la tiene el avance
tecnológico. Que la tecnología hace más trabajos mejor que las personas. Que
los robots harán el trabajo mejor que los humanos y por lo tanto dejarán a
muchos sin trabajo. Geoff Colvin da como ejemplos, entre otros: la Universidad
de California en Berkeley en la que se están haciendo pruebas con un robot que
es capaz de identificar un tejido cancerígeno, de cortarlo y eliminarlo, y el
ejemplo de Google que ha desarrollado un vehículo sin conductor.
Pero
Geoff Colvin no está de acuerdo con que el avance tecnológico haga innecesario
la intervención del ser humano. Dependerá de las aptitudes y habilidades que hay
que tener en el trabajo, que según Geoff Colvin son las de interacción humana
profunda.
Lo
explica en este video y en esta entrevista.
La
gran pregunta estratégica según Geoff Colvin es: “¿Cuáles son las actividades que
nosotros, los seres humanos, impulsados por nuestra naturaleza más profunda o por las realidades de
la vida cotidiana, deberán insistentemente ser
realizadas por otros seres humanos, incluso si las computadoras podrían hacerlas?”
La
habilidad más importante es la empatía.
Geoff Colvin cita al vicepresidente de Oracle, Maeg Bear, quien dice que “la empatía es la aptitud crítica del siglo
21”. Se seguirá necesitando ingenieros, pero los ingenieros más valorados
no serán ‘genios en cubículos’, sino que serán los que saben construir
relaciones, hacer ‘brainstorming’, colaborar, comunicar y liderar. Crear e
innovar junto con otros.
Y
los estudios indican que las grandes empresas opinan que se necesitan cada vez
más trabajadores con estas habilidades, y afirman que las aptitudes del
conocimiento ya no valen sin las habilidades personales. También indican que en
promedio las mujeres destacan más que los hombres en estas habilidades
valiosas, en particular la empatía y la sensibilidad social y cultural.
(Lo
cual no quiere decir que no se requieren muchos tecnólogos. Estudios han demostrado que por ejemplo en el
Reino Unido se necesitan cada año más de 130.000 especialistas en tecnología)
Geoff
Colvin dice que “la cara irónica del
avance de la tecnología es, que las investigaciones demuestran que cuanto más tiempo
gastamos con nuestros artilugios digitales, nos hace menos empáticos, más
narcisistas, menos adeptos a la interacción, y menos capaces de relacionarnos
con los demás.”
“Si tomas decisiones solo por ti mismo,
entonces no estás tomando las decisiones más importantes, no estás alcanzando
las mejores decisiones posibles, y corres cada vez más el peligro de ser
sustituido por la tecnología”, afirma Geoff Colvin.
En resumen: El capital humano no es la tecnología. El capital humano es “ser humano”. Y el talento, si no se desarrolla adecuadamente y constantemente, tampoco forma parte del capital humano.
