Ambas afirmaciones son de Geoff Colvin (*), desarrolladas en sus dos libros: “Talent is overrated: What Really Separates World-Class Performers From Everybody Else” (El talento es sobreestimado: Lo que realmente separa los actores de clase mundial de todos los demás) editado en 2008, y “Humans are underrated” (Los seres humanos son subestimados) editado el 4 de agosto 2015. El primero fue un bestseller y el segundo lo será probablemente también.
El talento es sobrevalorado.
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Los seres humanos son subestimados.
Geoff Colvinrecuerda que, cuando en los años 70-80 surgieron los ordenadores y la informática, muchos vaticinaron que las máquinas iban a sustituir a las personas en las fábricas y esto iba a aumentar el paro. Pero luego la estructura económica se adaptó de algún modo y se crearon nuevos tipos de trabajo y empleo. Sin embargo volvieron las dudas y las estadísticas de los EEUU muestran que a partir de 1990 el paro de la gente, que históricamente había sido más empleada (de edades entre 25 y 54 años), ha aumentado desde el 8% hasta el 11,5% en 2014.
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En resumen: El capital humano no es la tecnología. El capital humano es “ser humano”. Y el talento, si no se desarrolla adecuadamente y constantemente, tampoco forma parte del capital humano.