Recuerdo cuando niña, las hermanas de la caridad nos contaron esa historia sobre “La parábola de Los Talentos“, en la que un hombre adinerado daba cantidades diferente de dinero a tres sujetos. Y… Ajá… Ya todos se saben esa historia y su respectiva moraleja: “Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.”
Pero hay algo que aún no se ha dicho de esa historia, y hoy, yo se las contaré:
Esta es la historia del hombre que recibió un sólo talento de parte de Dios… aunque la gente que lo rodeaba no lo creía así, pensaba que ese talento provenía del demonio. Sin importar lo que dijeran los demás, este hombre pulió su talento y practicaba todos los días acompañado únicamente de su soledad.
Después hizo muchas cosas buenas en varios reinos, pero a esa gente no le llamaba la atención ese talento tanto como la música, la danza y otras artes… Y ahora nos damos cuenta que fue por causa del rechazo que este hombre finalmente escondió su talento como dice la famosa parábola.
Y ¿Saben cómo lo escondió? Me lo dio a mi. Fue tan triste, tan triste, que fue la segunda vez que yo lloré.
Tomé su talento en mis manos; era tan bello, tan lleno de luz que enceguecería a cualquiera.
En ese momento recordé cuando este mismo hombre me dio el dibujo que hizo de mi cuando yo era una jovencita, Lo recordé porque me dibujó en la misma pose como tengo su talento en mis manos ahora, era como si supiera que esto iba a pasar…
Una foto del dibujo que este hombre hizo de mi cuando era joven.
Yo, al igual que unos pocos, aprecié ese talento y lo amé; no al hombre, a su talento jejejejeje… bueno, al hombre también, pero no como ustedes piensan. Es que me dibujó tan bonita, parecía un anime, y bueno, yo me veo bonita porque me quiero. Lo conservo con tanto cariño porque me lo dio ahora de vieja, que si me lo hubiera dado de joven quizás lo hubiera perdido; y lo conservo tan bien, que creo que por eso dejó su talento conmigo.
En fin, este “siervo malo” escondió su talento en mis manos porque los hijos de su señor lo desprecian, porque hay quienes han hecho llorar a su espíritu ¿Has visto alguna vez llorar el espíritu de alguien? Supongo que no, de seguro no eres tan malo para haber tan solo presenciado tan terrible momento en la vida de alguien.
Pero ¿Saben qué me alegra? Que aunque lo dejó en mis manos y se dio media vuelta y se fue como si ya nada importara… ¡Esto no deja de brillar! y sinceramente no lo puedo esconder del todo. Creo que aún tiene esperanza de poder compartir este talento con ese mundo hostil donde vive, y eso me lleva a pensar que me lo dio a mi para que solamente quienes me conocen puedan apreciarlo.
O quizás puso el destino de este talento en mis manos para que yo decida que hacer con él… no sé, no le he preguntado; pues prefiero pensar que aún hay esperanza de compartirlo, de multiplicar esta luz en otros reinos, en otros mundos, que este talento no solo brille aquí. Y pienso eso porque veo su espíritu sonreír a través de esa máscara que él usa cuando alguien se acerca a mí y se llevan un poquito de esta luz.
¿Ah? ¿Que cuál es el talento? Pues este que tengo aquí, en mis manos ¿Que qué es? No se ve en absoluto así nada más, a simple vista es un punto brillante, pero si lo ves con otros ojos quizás puedas descubrir la nueva dimensión que abarca todo esto tan lindo; te lo podría mostrar… pero no te conozco ¿Quieres conocerme? No sé si yo vuelva a escribir, o si el Blacksmith escriba en algún momento sobre mi así como ha escrito sobre otros Guerreros, aunque quizás no sea necesario; tú debes tener algún talento, no tienes que conocerme para que sepas qué es lo que traigo en mis manos… aunque a mí sí me gustaría conocerte.
Te propongo algo: si tienes algún talento ve y compártelo, que esa luz que llevas dentro brille también en los demás y cuando lo hagas… seguramente en ese momento nos hemos de ver.
Gracias por ser curioso y leer estas palabras. Espero haber puesto algo de esta luz en ti e inspirarte a compartir tu talento. Pero ten cuidado, que nadie vaya a romper un dibujo tuyo, que ninguno menosprecie tus palabras de amor, y que nadie tenga por menos tus artes; comparte tu talento con quien realmente lo aprecie.
Con mis más sinceros sentimientos.