El 24 de abril de 1990, el transbordador espacial Discovery situaba en los bordes exteriores de la atmósfera, a unos 600 km sobre el nivel del mar, un telescopio robótico de tipo reflector, proyecto conjunto de la NASA y de la ESA, cuyo nombre ya forma parte, por méritos propios, de la Historia de la Astronomía. Por supuesto, me estoy refiriendo al telescopio espacial Hubble. La fotografía siguiente fue tomada desde el Discovery en febrero de 1997, durante la misión STS-82.
Sus primeros momentos en órbita fueron... cuanto menos, algo inciertos, debido a un defecto de pulido en su espejo principal que provocaba que en las fotos que se recibían del telescopio se vieran los astros borrosos, con un halo artificial de luz, en lugar de las imágenes perfectas de los objetos celestes que se esperaban. Una vez solucionado el problema de la "miopía" que tantos comentarios provocó (y no todos bienintencionados), hay que reconocer que ha cumplido sobradamente con las espectativas, convirtiéndose en una herramienta fundamental en el avance de nuestro conocimiento del Universo. Por citar algún dato, en estos 20 años ha observado aproximadamente un millón de objetos, ha enviado más de medio millón de fotografías, y a partir de sus descubrimientos se han publicado más de 4.800 artículos científicos.
Como serán muchos los blogs que dediquen hoy sus post a profundizar en su historia, he decidido particularizar el mío a dos observaciones concretas realizadas por el telescopio, y cuyos resultados sorprendieron a la comunidad científica por inesperados.
El Campo Profundo del Hubble.
El 18 de diciembre de 1995, el Hubble apuntó a una pequeña región de 144 segundos de arco de diámetro (equivalente en tamaño angular a una pelota de tenis a una distancia de 100 metros), situada en la constelación Osa Mayor, y que fue elegida por carecer tanto de fuentes de luz visible (estrellas de fondo), como de emisiones infrarrojas, ultravioletas o de rayos X.
Durante diez días consecutivos, entre el 18 y el 28 de diciembre, el telescopio tomó 342 fotografías de la región, con tiempos de exposición que van de las 34,3 horas hasta las 42,7. La imagen que podéis ver a continuación, conocida como Campo Profundo del Hubble, se obtuvo tras componer las 342 imágenes individuales (clicar sobre ella para mayor resolución).
Lo principal sorpresa para científicos, astrónomos o simples aficionados al ver el resultado de la observación, fue descubrir que la pequeña región, que a priori carecía de interés, ¡¡contenía unas 3.000 galaxias distantes!! Y esto sólo fue el aperitivo. Un hallazgo más importante aún fue comprobar que un alto número de dichas galaxias presentaban valores corridos al rojo, lo que significa que, según el efecto Doppler, los objetos observados se están alejando del observador (o sea, de nosotros, de nuestro planeta, de nuestro sistema solar, de nuestra galaxia...) La lectura fundamental es que el Universo continúa en expansión...
El Campo Ultra Profundo del Hubble.
Tras el éxito de la anterior observación, entre el 3 de septiembre de 2003 y el 16 de enero de 2004 se repitió la experiencia apuntando a otra pequeña región del espacio, en esta ocasión, en la constelación de Fornax (el Horno). Conocida como Campo Ultra Profundo del Hubble, es la imagen más profunda del Universo nunca tomada con luz visible. Corresponde a una luz emitida hace más de 13.000 millones de años, cuando el Universo tenía una edad aproximada de 800 millones de años, y contiene unas 10.000 galaxias jóvenes o en formación, que tal como se esperaba, parecen diferentes a las galaxias que podemos ver hoy en día, aunque la diferencia puede deberse a la longitud de onda utilizada. (De nuevo, clicar sobre la imagen para mayor resolución).
Siempre me he preguntado si, apuntando en la dirección correcta, con instrumentos de última generación y tiempos de exposición suficientemente prolongados, no podríamos llegar a captar el Big-Bang...
Fuentes: wikipedia (esta, esta, esta y esta) y el país.