Crónicas de Vestuario. –“El Tiki-Taca Nada”
Una mayúscula decepción, una nueva oportunidad perdida para una generación que se suponía brillante y se queda en un montón de promesas e ilusiones incumplidas. Pero de poco vale una orquesta de músicos excelsos si el director no está a la altura. Bueno, algunos músicos tampoco resultaron tan excelsos…El caso es que el ridículo ante una selección de un calado mediocre como Rusia debería hacer reflexionar a todos los estamentos del fútbol español. A plantearse seriamente el evitar todos y cada uno de los errores que han marcado esta clasificación. Sí, podemos señalar a los responsables, a todos, y debemos hacerlo. Empezaríamos por el presidente en la sombra, el tipo que ha mandado la federación de fútbol durante más de tres décadas sin piedad, Ángel María Villar, riéndose, con toda probabilidad, viendo el ridículo de su sucesor, José Luis Rubiales, que no supo gestionar el órdago planteado por un Florentino Pérez que quiso seguir mandando mientras le enviaba un mensaje con el nombre de Julen Lopetegui. Todos culpables, todos. Y, al final, un ridículo para añadir a la historia española en la Copa del Mundo de fútbol cuando se podía haber aspirado a lo más alto.Una vez señaladas las causas, vamos a los efectos. Si no fue suficiente haberse disparado en el pie –bueno, en los dos pies y en los dos brazos- con todo lo acontecido, vino el remate: elegir (o coger, no sabemos si, realmente, había alguien más dispuesto) a Fernando Hierro como responsable de salvar la nave. De su ineptitud crónica para plantear cualquier concepto futbolístico creativo ya teníamos noticias en la nefasta temporada en la que hubo que soportarlo al frente del Real Oviedo. Timorato, con una nula capacidad para entender el desarrollo de los partidos y con un empecinamiento en anular conceptos básicos del fútbol como el juego por las bandas, el malagueño repitió hasta el hastío su miserable propuesta en la selección dejando en evidencia su total incapacidad para dirigir un equipo con la más mínima garantía. En cuatro partidos, La Roja pasó de un equipo veloz a uno conformista. Negó la profundidad (sí, por las bandas, sí), optó por un conservadurismo ramplón y rutinario, por un ritmo inexistente, por una repetición de pases intrascendentes, por la falta de pegada, por la inseguridad defensiva, por la insistencia en propuestas que no funcionaban (Carvajal, un solo delantero siempre, el borrado cancerbero De Gea) sin observar alternativas que ni se probaron (el emergente Odriozola, Saúl Ñíguez, inéditos vaya usted a saber por qué).Ante tal acumulación de desatinos, qué se podía esperar: el fracaso. Sólo quedará para la historia Fernando Hierro como el hombre que reinventó el tiki-taka y lo transformó en tiki-nada, en los mil y un pases de una noche aciaga que obliga a España a reinventarse. No con Hierro, no con los mil y pases absurdos y timoratos, no con el tiki-nada.MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el martes 3 de julio de 2018