Revista Opinión

El tramposo Pedro Sánchez

Publicado el 01 marzo 2016 por Franky
El socialista Pedro Sánchez, demasiado obsesionado con ser presidente, está demostrando ante España entera que no es de fiar. Tras haber firmado con Ciudadanos un acuerdo para la investidura, ahora tergiversa ese acuerdo y lo presenta con matices distintos y cambios, según el interlocutor con el que negocie, incluso agregando puntos que no estaban o cambiando descaradamente su contenido. Elegir a un tipo así para que presida el gobierno de España podría ser un suicidio. --- El tramposo Pedro Sánchez Richard Nixon, candidato republicano a las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 1960, perdió la presidencia porque apareció un cartel en la campaña que preguntaba a los ciudadanos si comprarían un coche usado a ese hombre. La respuesta, ante la imagen del pícaro Nixon, era un evidente "No". Lo mismo puede ocurrirle al taimado Sánchez, un tipo que está demostrando que es capaz de cualquier cosa, incluso de alterar el contenido de un acuerdo entre presuntos caballeros, solo porque le conviene en su obsesión desmesurada por ser presidente del gobierno español.

Sánchez dice que se presenta hoy ante los españoles para ganar la presidencia, pero en realidad lo hace sólo ante los demás partidos políticos, en sede parlamentaria, una jungla de políticos desprestigiados, marcados por la corrupción y bajo sospecha de haberse pringado en delitos de distinto tipo. Las posibilidades de que alcance los votos suficientes son casi nulas porque el candidato es poco fiable y no ha sido capaz de convencer a nadie, ni siquiera a la totalidad de su propio partido, de que es el líder que España necesita.

España, cuya democracia es una de las mas degradadas de Occidente, en la que el ciudadano está marginado de la política y sólo cuenta en el momento en que deposita su voto en la urna, empieza a preparar ya unas nuevas elecciones, que se celebrarían en el próximo mes de junio, tras haber comprobado que su clase política posee tan escaso nivel ético y tan poco amor a la nación que es incapaz de alcanzar acuerdos y de integrar coaliciones en torno al bien común.

Durante el largo periodo de negociaciones que va desde el 20 de diciembre hasta hoy, casi tres meses, los españoles han comprobado con amargura la baja estofa de su clase política. Los partidos y sus líderes han perdido muchos enteros después de haber exhibido sus miserias, egoísmos y carencias ante una ciudadanía cada día mas decepcionada, que empieza a transformar su rechazo habitual a los políticos en desprecio y hasta odio. La única excepción quizás sea la de Ciudadanos, un partido también marcado por la mediocridad y por carencias, a pesar de su juventud, pero que al menos se ha empeñado en mediar, negociar y proclamar a gritos la urgente necesidad de regeneración.

Los medios, cada día más alejados de la audiencia y contaminados por sus alianzas con la clase política, se disponen hoy a celebrar una gran jornada informativa, concentrando recursos en la retransmisión de la investidura fallida de Sánchez. Cámaras, micrófonos, ordenadores y miles de periodistas, muchos de ellos comprados o incapacitados para decir verdades por estar adscritos a partidos concretos, se empeñarán en entusiasmar a unos ciudadanos cada día mas conscientes de que su única defensa es ignorar el tramposo y corrompido circo político y ausentarse conscientemente de una falsa democracia sin valores y ajena al ciudadano, cuyas urnas están trucadas y que no respeta ninguna de las normas básicas del sistema.




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