Revista Psicología

El trastorno de personalidad por evitación

Por Somospsico

El trastorno de personalidad por evitación

Comienza otro día más. Un día que no augura ser muy distinto al de todos los demás, pues estoy seguro de que el miedo me impedirá hacer nada bien. Como casi siempre, mis supuestas habilidades parecerán esfumarse con una simple mirada ajena. Ya sea en el trabajo, en la calle e incluso en casa, mis manos temblarán y mi corazón latirá atormentado porque sabe que, haga lo que haga, no será bien recibido.

Es inútil que trate de convencerme de que esta vez no sucederá, porque siempre acaba sucediendo. Siempre termino decidiendo no hacer nada, hablar lo menos posible, porque estoy seguro de que provocaré las risas de los otros y acabarán por rechazarme. Al fin y al cabo, hay miles de personas más interesantes que yo… ¿por qué iban a tener que aguantarme a mí? No se hacer bromas, no tengo nada que ofrecer y casi diría que, a mi lado, los demás parecen gigantes junto a un duendecillo melancólico.

Prefiero no arriesgarme a un posible contacto con otra persona a menos que esté completamente seguro de que agradaré. Y esto es algo que nunca me ha ocurrido. Jamás he tenido la sensación de que alguien estuviese interesado en algo mío, por eso siempre acabo aislado, sólo y pensativo.

El trastorno de personalidad por evitación es un problema que afecta en torno al 1% de la población. Sin embargo, se estima que estas cifras van en aumento, ya que cada vez son más las personas que sufren terriblemente al relacionarse con los demás. Así, la inhibición social, los sentimientos de inferioridad y la hipersensibilidad a la crítica constituyen la tríada que conforma este trastorno, el cual puede condicionar toda una vida.

Pero no todo son malas noticias. Aunque esta disfunción suela forjarse en la adolescencia o a principios de la edad adulta y, como su propio nombre indica, sea un patrón estable en la forma de comportarse de la persona, esto no significa que no exista forma alguna de modificarla. Muy al contrario, existen tratamientos que han demostrado mejorías en este tipo de temas, sobre todo el cognitivo-conductual. En él, se trabajarían con la persona del ejemplo esos sentimientos de inadecuación personal que le hacen pensar y comportarse de esa manera.

Así, y siempre con un gran esfuerzo por parte del individuo, con la práctica pueden lograrse ideas más adaptativas para su vida diaria que le lleven a entenderla de un modo más beneficioso para él. Un buen análisis de por qué percibe así su mundo y de qué cosas puede hacer para remediarlo, son la clave para lograr tener una existencia mucho más saludable.

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foto|Sura Nualpradid


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