El tren, solo pasa una vez…

La espera….desespera.

Paciente veo pasar por mi vida cada día trenes repletos de acontecimientos que se precipitan por mi vera a toda velocidad, muchos pasan delante mío sin detenerse, algunos con la velocidad que llevan no me dejan ver que o quien va dentro.

Las oportunidades se me presentan a diario, en cada esquina me saludan acicaladas invitándome a subir al vagón de ese tren que recorre Mi Camino de Vida. 

Cegado por el estrés, nublado por mis dudas que me inundan, sigo perdiendo el tiempo valorando cuando me he de subir a ese compartimento…. Mientras, por mucho que yo medite y valore pasan uno tras otro trenes resonando con estruendo sus bocinas y yo, no los escucho.

Exhalo una bocanada de aire, para armarme de valor y coger carrerilla y subirme a mi tren, pero un pensamiento inerte vuelve a dejarme anclado en mi sitio, dejándome solo mover mis ojos para ver el pasar del próximo tren.

Hablo conmigo mismo para convencerme, pero no encuentro respuesta. Insisto, no tengo nada que perder ¡El miedo para los cobardes! pero el tiempo no espera a nadie, ni yo puedo ser una excepción.

Otra vez a la carga, con ánimos renovados vuelvo a intentarlo, llevo bien aprendida la receta, cada palabra esta sigilosamente bien estudiada para parecer convincente y conseguir el objetivo de convencerme, esta vez me digo …lo voy a conseguir!

Bla bla bla… Una cascada de adjetivos y frases que casi riman entre si me inundan, pero escucho sin oír, veo sin ver , entre tanto otra maquina se acerca sigilosa por la estación, despacio, armónica, con luz propia invitándome a subir.

¿Que hago,me digo? El hueco del andén es muy ancho, quizás me tropiece y dé de bruces contra el suelo o a lo mejor me equivoco de vagón, o el destino del tren no me lleva a donde quiero ir, o no encuentro asiento para acomodarme, o pierden mis maletas…

Cuando despierto, el tren se aleja. Otra vez vuelo o a perderlo, otra vez sigo esperando al próximo tren.