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“El último concierto (A late quartet)”: Armonía encadenada

Publicado el 02 septiembre 2013 por La Mirada De Ulises

[7/10]    Yaron Zilberman nos invita en “El último concierto (A late quartet)” a un festival de música y emociones. Un cuarteto que ha cumplido sus 25 años de éxito se prepara para tocar el Opus 131 de Beethoven, en lo que quiere ser la despedida del violoncelista, Peter, tras habérsele diagnosticado Parkinson. Son cuatro amigos y cuatro virtuosos de la cuerda que siempre han sacrificado sus ambiciones personales en beneficio del grupo, que entienden la música como una expresión del espíritu, con sus emociones y sus angustias. Así lo vivieron los compositores y así tratan ellos de interpretarlo. Ahora, la tragedia se ha instalado en su seno, y experimentan la fuerza destructiva de la pasión y de los celos, de la soberbia y de la vanidad del artista, con lo que se pone a prueba esa armonía que parecía tan perfecta.

“El último concierto (A late quartet)”: Armonía encadenada

En su película, Zilberman consigue que la música aparezca como un reflejo de la convivencia y las relaciones humanas, donde cada cual tiene su función y valor específico, y donde todos deben contribuir al buen resultado final… cediendo en lo accesorio y dando una segunda oportunidad por el perdón. Por otra parte, vemos que la pieza de Beethoven entraña la dificultad de tener que ejecutar sus siete movimientos en stacatta y sin pausa, y observamos cómo el buen ambiente del cuarteto se distorsiona cuando afloran las debilidades de la condición humana, ya sea en forma de enfermedad, debilidad u orgullo. En ese paralelismo entre la música y la vida, Peter ha sido el desencadenante de la crisis y quiere ser también el aglutinante para que el grupo -la sociedad- continúe su andadura armónica… pero todo debe hacerse sin rupturas bruscas, relanzándose y apoyándose unos a otros.

 “El último concierto (A late quartet)”: Armonía encadenada

Angelo Badalamenti pone la buena música -con el beneplácito de Beethoven-, y los cuatro protagonistas nos brindan unas interpretaciones de alta escuela. En Christopher Walken encontramos al hombre acogedor que cohesiona el grupo, mientras Philip Seymour Hoffman es el segundo violín que trata de reprimir su ego y sus ansias de creatividad, Mark Ivanir simboliza la perfección técnica que se ha olvidado del sentimiento y Catherine Keener es la mujer que trata de terciar entre unos y otros. Junto a ellos, la joven Imogen Poots -hija de Hoffman y Keener en la ficción, y también violinista- encarna el aire fresco y la pasión que llega con las nuevas generaciones. Cada cual tiene su momento y sus razones para reaccionar como lo hace, y el espectador les comprende a todos… y se emociona con un desenlace intenso y conmovedor, punto final a una armonía encadenada y a una vida donde la música del corazón llegaba con cada nota.

“El último concierto (A late quartet)”: Armonía encadenada

La película es equilibrada y toca con acierto muchas teclas que auguran su éxito en las salas. Encantará a los amantes de la música clásica, y gustará a todos aquellos que busquen historias humanas donde los personajes estén bien dibujados e interpretados, donde el alma se muestre en sus miserias y en sus resortes… en su búsqueda de la ansiada armonía interior.

Calificación: 7/10

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En las imágenes: Fotogramas de “El último concierto”, película distribuida en España por Emon © 2012 Westend Films, An Opening Night, Concept Entertainment, Spring Pictures y Unison Films. Todos los derechos reservados.

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Publicado el 2 septiembre, 2013 | Categoría: 7/10, Año 2013, Críticas, Drama, Hollywood

Etiquetas: amistad, Angelo Badalamenti, Catherine Keener, Christopher Walken, El último concierto (A late quartet), Imogen Poots, Mark Ivanir, música, Philip Seymour Hoffman, Yaron Zilberman


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