¿Os gustan las novelas de misterios? Nos ha llamado la atención el dossier de prensa de la última novela de Manuel Loureiro. Aquí os dejamos los datos para tentar vuestra curiosidad. Y si picáis, el libro sale a la venta el 28 de Mayo. ¿Listos para estremeceros...?
Inquietante - Enigmática - Adictiva. Un transatlántico nazi abandonado en medio del océano. A bordo solo un bebé judío de pocos meses. Y un viaje que se repite 70 años más tarde.
Agosto de 1939. Océano Atlántico. Noche cubierta por la niebla. Pero no es una niebla normal; es una cortina espesa, densa y amenazadora como el capitán de un mercante irlandés, el Pass of Ballaster, no ha visto antes en todos sus años en la mar. Por eso envía a dos marineros a otear el horizonte desde lo alto del puesto de vigías. Algo le dice que puede ocurrir lo inesperado.
Y así es. De pronto, entre la niebla y el silencio, surge la figura de un imponente buque sin ni una sola luz encendida. El Pass of Ballaster está a punto de colisionar con él. O de pasar de largo. Y quizá hubiera sido mejor así. Pero es uno de los marineros, el más joven, quien lo ve al mirar hacia atrás. Como si una fuerza desconocida le hubiera obligado a ello.
Ahora que lo han encontrado, puede ser un golpe de suerte. Un buque como ese, abandonado en medio del mar, vale un gran rescate por parte de la compañía naviera. Son las leyes del mar. Así que, tratando de comprobar qué ha ocurrido y para iniciar las maniobras de remolque, el capitán del Pass of Ballaster envía a los mismos dos hombres junto con él, en un bote, a explorarlo.
Una vez a bordo, la sangre se les hiela. No parece haber nadie. Sin embargo, creen oír un grito. El grito desgarrado de una mujer. Tienen miedo. Los platos de comida aún están calientes. Es como si todo el mundo hubiera desaparecido de pronto, sin previo aviso, sin una causa racional. Y, en medio de la pista de baile del gran salón, algo se mueve bajo una manta. Es un niño de escasos meses de vida, con la estrella de David en torno a su frágil cuello. Un niño judío en un trasatlántico de recreo nazi.
Los hombres se han separado. Uno de ellos baja a la sala de máquinas. Algo oscuro surge entre las sombras y destruye su cordura. El más joven está en cubierta, en la proa, tratando de conectar ambas naves con una soga remolcadora. El capitán, en el puente del Valkirie, siente también la opresión de ese algo malvado, terrible, que ha tomado posesión de buque…
Actualidad. Londres. La periodista Kate Killroy se despierta en un apartamento demasiado vacío. Robert, su marido y el hombre de su vida, el motor de todos sus sueños, murió hace apenas unos meses en un absurdo accidente de tráfico. Él le dio su amor y su apellido, porque en realidad ella se llama Catalina Soto y nació en Barcelona. Ahora tiene que rehacer su vida sin Robert. Pero no sabe cómo hacerlo. Se siente perdida, vacía. Sólo porque él lo hubiera querido, se fuerza a seguir adelante.
En la redacción del importante diario en el que trabaja, la directora le encarga un reportaje que Robert había comenzado a investigar antes de morir, y del que pensaba hacerla partícipe llegado el momento. Es un tema jugoso, de primera línea: Isaac Feldman, un multimillonario de origen judío, arruinado y perseguido de la justicia por evasión de impuestos, ha invertido toda su fortuna en adquirir un viejo buque alemán y restaurarlo. Con él pretende hacerse a la mar, sin que nadie parezca saber qué se propone. Es el Valkirie.
Kate comienza a investigar por su cuenta. Eso la lleva hasta un viejo puerto de atraque de barcos listos para el desguace. Allí descubre que Isaac Feldman pagó, en la subasta, mucho más por el Valkirie de lo que vale, y que tuvo que enfrentarse con otros compradores en una durísima pugna. Kate, además, conoce a un anciano que solía rondar el buque y que es el mismo joven que, setenta años antes, divisó al Valkirie en la ominosa niebla del Atlántico.
Tras conocerle, Kate está a punto de ser atropellada por un todoterreno que se da a la fuga. Pero eso no la achanta. Sigue tirando del hilo de su investigación hasta toparse con el personaje principal de la misma: aquel niño encontrado en el Valkirie, el hoy multimillonario arruinado que está dispuesto a embarcarse, nunca mejor dicho, en una expedición que le dará la clave los acontecimientos en el buque, además de sobre su origen y su destino.
El Valkirie está listo para partir. Del mismo puerto, el mismo día y a la misma hora, décadas después, que lo hizo en su viaje original. Ha sido restaurando en gran parte, aunque aún quedan muchas zonas interiores cerradas para evitar percances o accidentes por su mal estado. Kate ha sido incorporada al equipo de Feldman. Éste da la orden de partir. Sólo él sabe la verdad completa sobre el motivo del viaje. Y qué es lo que realmente pretende.
A medida que el Valkirie avanza hacia el punto del océano donde fue hallado en 1939, comienzan a suceder fenómenos extraños. Algunos pasajeros sienten como si una voz les hablara en su interior. Algunos sangran por la nariz, sometidos a “algo” que está agazapado en las profundidades del buque desde su último viaje y que ansía “devorarlos”. Parece como si el pasado quisiera regresar al presente, abrirse camino entre los nuevos pasajeros, que a veces adquieren una especie de doble personalidad e incluso hablan en alemán.
El nuevo capitán del Valkirie, el jefe de los paramilitares de Feldman, una aguerrida mujer serbia experta en armas, los científicos contratados por el anciano judío, él mismo… Todos se verán involucrados, de un modo u otro, en los planes de la sombra que es quien realmente controla el destino de barco y del viaje. Un viaje repetido en un sinfín de ocasiones, como un bucle en el tiempo, pero que esta vez tiene un elemento que lo hace distinto. Y que tiene que ver con Kate y su fallecido marido Robert.
El último pasajero no da un respiro desde que se pone en marcha. Loureiro ha sabido conjugar una narración de ritmo perfecto con una historia llena de intriga, giros, sorpresas, misterio y terror. Una batalla contra el destino en la que los personajes son reales, vívidos, y dejarán una honda huella en el lector que superará con creces el momento en que cierre la última página del libro. Sobre todo por el final, un magistral cierre a una novela que promete convertirse uno de los mayores éxitos del año.
«Un enigma oculto durante más de setenta años. Un barco lleno de misterios. No te podrás bajar… aunque quieras »
Datos de la novela:
La Alemania nazi, bajo el auspicio del partido y el sindicato del trabajo, creó una organización encargada del ocio de los ciudadanos según la filosofía nacionalsocialista: Kraft durch Freude o “Fuerza a través de la Alegría”. La KdF estuvo involucrada en cuestiones tan dispares como el “coche del pueblo”, más tarde denominado Volkswagen (inicialmente KdF-Wagen), o la creación de la ciudad para la construcción de este vehículo, diseñado por Ferdinand Porsche con la colaboración activa del mismísimo Adolf Hitler; una ciudad que sigue existiendo y hoy se llama Wolfsburg.
En lo que se refiere a las vacaciones, la KdF botó enormes trasatlánticos, capaces de competir con los de las líneas británicas o americanas, como la Cunard, para solaz de los ciudadanos en lujosos viajes a través de los mares. Uno de estos barcos reales, como el Wilhelm Gustloff, construido en 1938, aunque más largo y con dos chimeneas, inspiró a Loureiro el Valkirie de El último pasajero.
Para crear su escenario principal, el autor tuvo que realizar un estudio profundo y detallado de cómo eran los trasatlánticos alemanes de los años 30 del pasado siglo. Labor muy ardua y compleja, ya que no ha quedado ni uno de ellos a flote, ni siquiera en dique seco. Como él mismo dice: “La única manera que tenía de poder ‘embarcar’ en uno de estos palacios flotantes (tan distintos en la forma y en el fondo de los cruceros actuales) era a través de reconstrucciones fotográficas”.
De modo que estamos ante una obra con valor doble. Por un lado, la historia absorbente que se narra y, por otro, la reconstrucción de una clase de buques que, hoy, ya no existen. Un auténtico –aunque a la vez terrorífico– viaje literario en el tiempo.
El último pasajero es la última novela de Manel Loureiro (Pontevedra, 1975). Abogado y escritor, es uno de los pocos autores españoles contemporáneos que ha conseguido situar sus libros en la lista de los más vendidos de Estados Unidos. Su primera obra, Apocalipsis Z: el principio del fin comenzó como un blog en Internet, pero debido a su gran éxito (más de un millón y medio de lectores on line) fue publicada en 2007. También son suyos los títulos Los días oscuros y La ira de los justos, éxitos de ventas no solo en España sino también en otros muchos países.
¡Felices lecturas!