Revista Expatriados
Souphanouvong, Ceausescu y Kaysone. Uno termino asi asi, otro termino fatal y el tercero murio montado todavia en el macho
El período que va de los Acuerdos de Paz de Ginebra en 1954 a los Acuerdos de Paz de Paris de 1973 es extraordinariamente complejo en Laos y merecería una entrada para él solo. Lo más interesante es que los libros que tratan de este período de la Historia de Laos, apenas mencionan a Kaysone. Es cierto que desde el punto de vista del historiador donde parecía que se estaban cocinando las cosas era en Vientiame y por eso hay que fijarse en las actividades de los realistas, los neutralistas y los ex-Issara pasados al PPL. Sin embargo, donde se estaba preparando el futuro de Laos era en las selvas del noreste, donde Kaysone tenía sus cuarteles, lejos de los focos.
En febrero de 1972 el PPL celebró su II Congreso. La guerra en Indochina había alcanzado su punto de inflexión. En febrero de 1971 el fiasco de la ofensiva Lam Son 719 mostró que la vietnamización del conflicto buscada por EEUU había fracasado, tal vez porque se había intentado demasiado tarde. En todo caso con fracaso o sin él, los norteamericanos no ven el momento de abandonar Indochina y comienzan las negociaciones secretas con China. Así pues, el II Congreso del PPL tiene lugar en un momento en el que se vislumbra ya en el horizonte la salida de las tropas norteamericanas.
En ese Congreso, Kaysone tuvo un gran protagonismo y sus discursos permiten intuir cómo sería el futuro de Laos. Kaysone hace un análisis marxista-leninista ortodoxo de la situación: existen dos contradicciones esenciales en Laos, la primera entre el pueblo laosiano y el imperialismo norteamericano agresor; la segunda entre los trabajadores y los explotadores. Lo prioritario es resolver la primera de las contradicciones y expulsar a los hombres de paja de los norteamericanos. El objetivo es poner las bases para la creación del socialismo sin necesidad de pasar por una fase de desarrollo capitalista. El PPL cambia su nombre por el de Partido Popular Revolucionario Laosiano (PPRL). Por más que Suvanna Phuma sueñe en Vientiane con gobiernos de coalición, el objetivo que Kaysone se ha fijado es la implantación de una democracia popular pura y dura.
El 27 de enero de 1973 se firmaron los Acuerdos de Paris y trece días después Kissinger visitó Laos. Kissinger informó al Gobierno real laosiano que EEUU se retiraba de Vietnam pero que no les abandonaría a su suerte. Suvanna Phuma se lo creyó; para mí que este hombre todavía creía en los Reyes Magos.
El 21 de febrero el Gobierno real alcanzó un acuerdo de paz con los comunistas. Se formaría un Gobierno Provisional de Unión Nacional y se establecería un Consejo Político Consultivo Nacional. Se desmantelarían las fuerzas especiales, se neutralizarían Vientiane y Luang Prabang y se restablecerían gradualmente los contactos entre la zona real y la comunista. Si Suvanna Phuma se había creído lo de las garantías de Kissinger, también pudo creerse que los comunistas habían negociado de buena fe y que en lo sucesivo realistas y comunistas se darían besitos y colaborarían en la reconstrucción del país. En parte puede entenderse el error de juicio de Suvanna Phuma, los comunistas con los que trata y que se acabarán integrando en el gobierno de unidad nacional son los moderados, que provienen de las élites como él.
Para Kaysone el acuerdo no fue más que el primer clavo en el ataúd del Gobierno real. Habría que fingir un cierto respeto al mismo mientras los norteamericanos mantuvieran su presencia militar en Thailandia, pero la estrategia a seguir consistiría en ir erosionando progresivamente a las fuerzas realistas e ir acostumbrando a la ciudadanía al predominio comunista. El comunismo se impondría sin romper nunca abiertamente con la legalidad establecida, pero forzándole la mano cada vez que se pudiera.
Kaysone fijó cuál sería la estrategia a seguir. Primero se fomentaría la agitación en las ciudades. Entonces las fuerzas armadas del Pathet Lao se harían con los puntos neurálgicos de las mismas, al tiempo que las instituciones establecidas comenzaban a ser vaciadas de poder, poder que pasaba a las instituciones paralelas que los comunistas comenzarían a establecer. Por último se lanzaría el levantamiento general, en el que los habitantes levantados de Vientiane colaborarían con la población de las zonas controladas por los comunistas. En esta etapa, se fomentarían las disensiones en el Ejército gubernamental y se atraería a sus soldados al campo comunista. En realidad, lo más probable era que para cuando llegase el momento del levantamiento general las fuerzas contrarias estuvieran tan desmoralizadas y desorientadas, que cediesen el poder sin presentar batalla.
Eso fue más o menos lo que pasó. Las fuerzas reales no fueron capaces de unirse y los acuerdos alcanzados para compartir el poder entre monárquicos y comunistas en la práctica lo que hicieron fue abrir la puerta para que éstos fueran apoderándose paulatinamente del poder. Es de reseñar que la aproximación gradualista era la que más convenía al PRPL, porque aún tenía que consolidar la situación en los territorios que controlaba y formar los cuadros que le faltaban para poder administrar el país cuando llegase el momento.
Todo se aceleró a comienzos de 1975, cuando Vietnam del Norte lanzó su ofensiva final contra Vietnam del Sur y los khmeres rojos empezaron el asedio de Phnom Penh. El liderazgo comunista, comenzando por Kaysone, estimó unánimemente que era una oportunidad demasiado buena como para desaprovecharla. El 6 de mayo se dio la señal para la insurrección general.
La conquista del poder se vio facilitada por toda la labor de zapa de los dos años anteriores. Las herramientas para conquistarlo fueron una mezcla de manifestaciones urbanas, acciones militares, propaganda y presión psicológica sobre los oponentes. Algunos hitos en esta conquista: la noche del 6 al 7 de mayo fue asesinado el hermano del Príncipe Boun-oum Na Champassak; la capital provincial de Paksé se declara en rebelión el 7 de mayo y los estudiantes amotinados detienen al gobernador de la provincia y dan 24 horas a la misión militar francesa para que abandone la provincia; el Rey se ve obligado a presenciar las manifestaciones organizadas por el PRPL y a firmar un documento el 11 de mayo por el que renuncia a abrir la sesión del Parlamento que estaba prevista; tras la huida a Thailandia del Ministro de Defensa, el Secretario de Estado, comunista, asume el control del Ministerio, coloca a oficiales comunistas al frente de las unidades y manda a seminarios de reeducación en las provincias a los oficiales y suboficiales del Ejército real. A partir de junio las cosas se aceleran y en apenas cuatro meses la administración real termina por desmoronarse y dar paso a una administración controlada 100% por los comunistas.
Durante todo este proceso Kaysone se mantuvo en un discreto segundo plano, como era su costumbre. Pero para octubre consideró que las condiciones ya se daban para mostrarse más abiertamente y anunció entonces que la revolución se aceleraría. Efectivamente, en noviembre se celebran elecciones locales y regionales que sirven para que elementos del PRPL se hagan con el control de la administración local y regional, los altos funcionarios realistas que aún quedaban parten rumbo a los campos de reeducación y el 29 de noviembre el Rey abdica. El 2 de diciembre de 1975 se proclama la República Popular Democrática de Laos.