Revista Cultura y Ocio
En un remoto lugar rodeado de ciénagas y precipicios, terriblemente bello, se dirige Marian Taylor para encargarse del castillo de Gaze. Su trabajo será estar al cuidado de Hannah, ella le leerá y traducirá textos en francés además de ayudarla en lo necesario. En la mansión se encuentra con diversos personajes como la huraña dama de llaves, la señora Evercreech o el esquivo y misterioso jardinero Denis Nolan.
En torno al castillo se encuentran unos paisajes que presagian lo ocurrido en el pasado el cual, Marian, irá desentrañando lentamente mientras se describen las situaciones que rodean a los habitantes protectores o carceleros de Hannah. A lo largo de la historia su protagonista ira adquiriendo y aspirando, al igual que aquellos que permanecen en el lugar, la atmosfera malsana y agobiante.
Murdoch logra que nos perdamos entre los pensamientos de sus personajes y sus verdaderas intenciones además de ahogarnos en sus morales y sentimientos respecto a Hannah, el personaje que representa al unicornio que da nombre en la novela, ella es el ser protegido o encerrado en el castillo. Ésta provoca que los demás personajes que la rodean actúen de forma extraña y hasta caótica induciéndoles un sufrimiento del que son incapaces de desprenderse. La novela narra al mismo tiempo una línea metafórica que profundiza en la psicología, no solo de los personajes, sino también en la del lector, sobre la perdida, la libertad y la muerte, todo ello ayuda a que comprendamos mejor la situación y nos adentremos aún más en esta historia que mezcla el estilo gótico con el fantástico todo ello envuelto en matices filosóficos y en una fábula metafórica. En el prólogo de Ignacio Echevarría titulado Amor y realismo hallamos una definición más precisa: «Por grandes que sean las aprensiones que al lector puedan suscitarle algunos de los términos empleados hasta aquí, será difícil que, una vez emprendida la lectura de El unicornio, desista del placer de continuarla hasta el final. El arte narrativo de Iris Murdoch acierta a plantear los más profundos dilemas morales y filosóficos en tramas argumentales siempre imprevisibles y abigarradas, que se desenvuelven a un ritmo trepidante, con gran profusión de actores, de diálogos memorables, de insólitas observaciones y de asombrosos quiebros de las expectativas». En definitiva una novela recuperada por la editorial Impedimenta con una traducción magnifica que involucra al lector y le obliga a juzgar y atar cabos de las tramas de cada uno de los personajes, envolvente, extraña en la obra de su autora pero adictiva en el transcurso de la misma.
Recomendado para aquellos que les gustan las novelas intrincadas, laberínticas y profundas, en El unicornio se encontraran con una trama apasionante que atrapa al lector. También para aquellos que quieran adentrarse en una trama cargada de significados, de metáforas y de verdades a medias. Y por último para aquellos que les gusten el misterio, las novelas que mezclan la realidad con la fantasía además y las narraciones complejas, todo ello se encuentra en El unicornio.
Extractos:
Marian se sintió consternada por el súbito silencio. pero el pánico irracional había quedado atrás. Ahora estaba asustada de un modo convencional: estómago revuelto, timidez, enmudecimiento, era horriblemente consciente de su entrada en un mundo nuevo. Scottow y Jamesie llevaron las maletas. Sin mirar las ventanas vigilantes, ella los siguió por los escalones conducentes a la terraza, de losas resquebrajadas y entre las que crecían hierbajos, por el porche de piedra, grande y ornamentado, y a través de las puertas batientes de cristal. Dentro el silencio era de una variedad distinta, y estaba oscuro y hacía más bien frío y había un olor dulzón a cortinas y humedad viejas. Dos doncellas con altas cofias de encaje y pelo negro y grasiento, que no dejaban de lanzarle miradas de soslayo, se acercaron por su equipaje. Jamesie había desaparecido en la oscuridad. Scottow dijo: —Imagino que querrá usted asearse. No hay prisa. Por supuesto, no nos cambiamos para cenar, no muy en serio, quiero decir. Las doncellas le enseñaran su habitación. Quizá le apetezca a usted bajar en meda hora o así. La estaré esperando en la terraza. Las doncellas se apresuraban ya escaleras arriba con el equipaje. Marian las siguió a través de la semioscuridad. Los suelos estaban en su mayor parte desnudos de alfombras y desnivelados, crujían, producían ecos, pero había suaves colgaduras, cortinas en arcos y tenues tejidos semejantes a telas de araña que pendían en puertas y rincones y se le enganchaban en las mangas al pasar. Finalmente fue conducida a una habitación tomada por la luz del atardecer. Las doncellas desaparecieron. Cruzó la habitación para asomarse a la ventana. Ofrecía una amplia vista del valle, hasta Riders y el mar. Este tenía ahora un tono azul pavo real y los acantilados, negro azabache, y disminuían en la distancia hasta donde las lejanas islas volvían a ser visibles sobre un cielo ámbar oscuro. Miró y suspiró, olvidándose de sus inquietudes.
Editorial: Impedimenta Autor: Irish Murdoch
Páginas: 352
Precio:22,70 euros