Revista Coaching

El valor de lo que haces

Por Jofoba @jordifortunybad

Decimos que efectividad es hacer bien las cosas correctas. De este modo, hacer con sentido es lo que determina que realmente alcances altas cotas de efectividad (y satisfacción contigo mismo).

En contraposición, tenemos el hacer cosas que no haría falta hacer, que es peor, si cabe, que no hacer. Ya que al menos en este caso no estaremos desperdiciando recursos.

En otras ocasiones ya te he contado que una de las mayores revelaciones que he tenido en mi camino de mejora de la efectividad, ha sido precisamente esto, dotar de sentido todo lo que hago. Empecé queriendo hacer más y he terminado haciendo menos, pero mejor. Actualmente, soy muy estricto decidiendo en qué invierto mis recursos.

Hasta cierto punto puede parecer que sea una actitud limitante, pero no es así. He decidido invertir en lo que realmente reporta valor, que en definitiva es lo único que permite avanzar. Es muy triste terminar el día, hacer balance y constatar que no ha cambiado nada, que ha vuelto a ser otro día de la marmota

Para evitar esta situación he incorporado el «filtro del aporte de valor» a todo lo que hago. Cualquier movimiento que me planteo lo visualizo siempre desde el punto de vista de si añade valor a la situación actual o no.

¿La situación deseada es mejor que la situación actual? Si la respuesta es un sí rotundo, adelante. Si hay dudas, mejor no lo tocarlo y dedicarse a otra cosa.

Igual estás pensando que es una perogrullada, pero no, en absoluto. Te invito que que hagas la prueba y revises tus proyectos desde este punto de vista. Si en alguno dudas de la respuesta, ya lo tienes.

😉

Añadiría además, que puedes justificarte por tener cosas de este tipo, de aportación de valor dudosa, pero es porque te las han mandado y tu no puedes decidir sobre ellas. Te limitas a hacer sin preguntarte nada más. Sinceramente creo que es también tu responsabilidad dotarlas de valor, o como mínimo «luchar» para que lo tengan. Es normal tener este pensamiento, ya que  estamos acostumbrados a medir según la «cantidad de movimiento» y poco aún por el valor añadido que aportan nuestras acciones o proyectos.

Para terminar la reflexión, te recomiendo leer este minipost de Seth Godin


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