Hace una semana que compré una pelota nueva de yoga para utilizarla en el escritorio (reemplazando mi silla). Como tenía prisa, me la compré en el Decathlon, y ya me arrepiento de ello. No solo porque al abrir la caja casi me mareo con el olor a plástico (lo cual suele ser una mala señal por lo que a la toxicidad del producto se refiere), sino porque no me había fijado que la pelota venía con una pequeña bomba de aire, por supuesto también de plástico, para hincharla .
Lo que a primera vista parece un símbolo de cortesía del fabricante, en realidad es una fuente de residuos sin igual. Sí, muchas personas no tendrán una bomba en casa y les encantará encontrarla dentro de la embalaje. Sin embargo, la bomba es de tan baja calidad, que se rompe fácilmente y en muchos casos, se desechará directamente después de haber hinchado la pelota. Además habrá también muchas personas que tienen una bomba en casa y lo único que les hace falta es el adaptador que viene con el producto.
No te vas a quejar por 10 Euros
Parece que esta es la lógica de las empresas. Si pago un precio muy bajo por un producto que después se rompe, o solo sirve una vez, entonces es muy improbable que vaya a reclamar. Es más fácil comprar el producto de nuevo en vez de pedir que lo reparen o exigir que se hagan productos de mejor calidad desde el principio. Y es por eso que aumenta ( y mucho) la montaña de residuos que generamos todos a diario. Quizás este sea el segundo problema de los precios demasiados bajos: no solo favorecen un sistema económico basado en la explotación de los trabajadores y el medio ambiente, sino que además educan al consumidor final para que no dé valor a las cosas que ha comprado. Mi bomba se estropeó al hinchar la pelota la primera vez. Así que ya me hace falta otro producto para reemplazarla. Y así un producto que si fuera de buena calidad podría durar años, se ha convertido en un objeto de usar y tirar.
¿Realmente necesitas que te cuelen algo gratis?
Generalmente al hacer compras valoramos mucho el “compra este producto y llévate gratis aquel otro” o “compre tres y pague dos”. Pero realmente quieres aquel segundo o tercer producto? ¿Si has salido para comprarte un mantel para la mesa, para qué vas a querer llevarte también el florero? Aunque sea gratis, tendrás que guardarlo en algún lugar. Si prefieres tener las flores en maceta, entonces no lo usarás, y si ya tienes un florero en casa, solo añadirás otro objeto sin uso a la superficie de tu vivienda. Y poco a poco te irás quedando sin espacio.
Ya sé que mi aventura en el Decathlon no se repetirá en mucho tiempo. Me ha demostrado de forma muy evidente, porqué he decidido optar por un consumo consciente y responsable. No quiero pasar nauseas al desembalar un producto, ni generar residuos antes incluso de haber utilizado lo que compré.
Así que seguiré buscando alternativas, que siempre las hay. Solo tengo que encontrarlas.
Por cierto: alguien conoce un fabricante de pelotas de yoga / pilates que valga la pena? Cuando se me pete esta pelota, quiero estar preparada.