"Smog" es un neologismo inglés formado a partir de los vocablos smoke (humo) y fog (niebla). Se genera en las ciudades donde circulan muchos vehículos a motor causando elevados índices de contaminación. El fenómeno se produce cuando el aire se estanca durante días con altas presiones y las partículas contaminantes quedan flotando en las capas atmosféricas inferiores. Es lo que sucede ahora mismo en Madrid, que está a unas horas de vivir una medida insólita en España: mañana no podrán circular los coches con matrícula par. Es decir, la mitad del parque automovilístico madrileño se quedará quietecito para que no siga creciendo esa boina asquerosa de aire contaminado.
Situación alarmante
La situación es alarmante porque estamos en diciembre y nadie preveía que se llegase a estos niveles en esta fría época del año. Lo grave es que estamos ante otro maldito pez que se muerde la cola: la contaminación genera un efecto invernadero que causa un calentamiento global que asimismo es el culpable de que no llueva y de que esa capa de mugre atmosférica permanezca sobre nuestras cabezas. Muchos pensarán que este problema sólo afecta a las grandes ciudades, pero no es así. La contaminación no entiende de fronteras y esas extensas capas contaminantes, cargadas sobre todo de dióxido de nitrógeno invisible, viajan permanentemente de un lado al otro del planeta fumigando nuestra atmósfera y nuestros pulmones.
El diésel, herido de muerte
Los principales culpables de todo esto son las grandes industrias contaminantes, las calefacciones con combustibles fósiles y los motores de combustión, especialmente los diésel, que emiten las temidas nanopartículas que pueden llegar a adherirse a las paredes de las células causando severos problemas cancerígenos, respiratorios y cardíacos. La dieselización que tantos gobiernos europeos promovieron con entusiasmo se nos ha vuelto en contra y en apenas 50 años nos estamos cargando un planeta que tiene a sus espaldas miles de millones de años.
No podemos seguir así
Aunque molesten estas restricciones al tráfico rodado (valiente y dura decisión del Ayuntamiento de Madrid), no hay que politizar el asunto ni hablar de "carmenazo", ya que a la alcaldesa le sería más fácil mirar para otro lado. Todos sabemos, o deberíamos saber, que no podemos seguir así, que estamos ante un problema global de gran impacto y que será irreversible si no tomamos ya soluciones. Me incluyo entre los millones de españoles que tenemos un coche diésel y en ese pequeño grupo que ya sabemos que nuestro siguiente vehículo no será de motor de combustión. La fuerte devaluación que sufrirán estos vehículos en los próximos años nos recordará que la tecnología aparcada en nuestros garajes, aparte de muy contaminante, ya es obsoleta.
Pónganse las pilas, señores políticos
Ante tan negro panorama, urge que los políticos españoles se pongan las pilas y aparquen sus cansinas rencillas de patio de colegio. Los hemos puesto ahí para solucionar nuestros problemas, no para presenciar su política declarativa plagada de intenciones, falsas promesas y pildorazos de "y tú más". Pedimos más hechos y menos palabras. Por eso urge que el PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos alcancen un pacto de Estado serio y ambicioso para impulsar la movilidad eléctrica. Sí, movilidad eléctrica. Las marcas automovilísticas ya están trabajando a fondo en esto y son muchas las que ya tienen en sus concesionarios vehículos con cero emisiones. Pero el Gobierno de España sigue a por uvas y sin intención de imitar a sus vecinos europeos.
En cuanto puedas, pásate a lo eléctrico
Es necesario ese pacto de Estado para impulsar y subvencionar la venta de coches eléctricos, para crear una red universal de cargadores (tanto en párkings públicos como en campus, en grandes empresas o en centros comerciales), para facilitar la transición de las gasolineras a electrolineras... Posibilitar, en definitiva, que el ciudadamo medio pueda adquirir un coche no contaminante a un precio razonable y que pueda cargarlo en numerosos puntos en su ciudad o en su propio edificio sin que algo tan simple sea una odisea diaria. En cuanto puedas, pásate a lo eléctrico. Nuestras narices y nuestros hijos lo agradecerán.
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PD: A continuación, un demoledor documental que saca los colores sobre todo esto y un vídeo de Saúl López dedicado a los que piensan que un vehículo eléctrico y la energía que lo alimenta contaminan tanto o más que uno con motor de combustión.