Revista América Latina

El verdadero valor de una empresa

Por Asientocontable
El verdadero valor de una empresaHay quienes sostienen que un enfoque técnico de valoración permite conocer el verdadero valor de las empresas y que éste contará con el sustento necesario para que los demás reconozcan este valor. Hay también quienes piensan que el valor de una empresa es lo máximo que alguien esté dispuesto a pagar por ella, por lo que cualquier intento técnico de valoración es inútil. Lo cierto es que no existe algo así como "el verdadero valor" de una empresa y que la teoría del "comprador más tonto" no se evidencia en las transacciones observadas en el mercado. Debe haber entonces una alternativa que sea consistente con las metodologías técnicas de valoración y que también pueda explicar lo observado en el mercado. La realidad muestra que toda valoración es sesgada, y que la dirección y magnitud del sesgo dependen, fundamentalmente, de los intereses de quienes estén detrás de los análisis. De esta manera, una misma empresa tendrá un valor determinado para los accionistas actuales y otro valor diferente para los accionistas potenciales. Más aun, es muy posible que cada parte pueda sustentar adecuadamente su estimado de valor y que el uso de la herramienta no tenga fallas.
La respuesta está en el tratamiento que cada parte interesada le brinda a los diferentes componentes que generan valor y en cómo estos diferentes tratamientos impactan en el valor del negocio.
¿Qué debe hacer el vendedor y qué debe hacer el comprador?Probablemente, el punto neurálgico de cualquier valoración consiste en identificar cómo es que cada variable del modelo influye en el estimado final del valor de la empresa. La posición que cada parte –vendedor o comprador- adopte con respecto a estas variables determinará el valor resultante y, por ende, su punto de partida al momento de negociar una compra o venta de la empresa. No existen reglas absolutas en cuanto a las recomendaciones que deberían seguir vendedores y compradores al momento de valorar, con la intención de optimizar su posición. Sí existen ciertas opciones genéricas que, en la mayoría de las veces, suelen funcionar adecuadamente. Aquí presentamos de manera resumida cuatro de estas opciones.
Sustente la eficiencia en gastos. Las proyecciones del margen operativo son determinantes para la generación del flujo de caja libre. En la medida en que se asuma una mayor o menor eficiencia en gastos, el valor de la empresa tenderá a ser mayor o menor. Jugar con los ciclos de la industria y con los determinantes del costo también ayudará.
Evalúe las inversiones en activos fijos. El área de concentración debe ser la eficiencia en el uso de activos (rotación). La mayor eficiencia en el uso de activos tiene un impacto positivo en el valor del negocio y viceversa. Esto no significa que el vendedor deba proyectar el menor crecimiento posible en activos; se debe asegurar que la rentabilidad de los activos adicionales supere al costo de capital de la empresa. Evaluar las alternativas lógicas de outsourcing y revisar la lógica de los procesos operativos, tiene mucho sentido.
Aproveche la depreciación. Las cargas por depreciación generan un escudo fiscal que impacta en el valor de la empresa. Activos totalmente depreciados no generan valor pero, contemplar una compra de activos en un período futuro cuidadosamente seleccionado, puede tener un impacto importante en el flujo de caja de libre disponibilidad. Se debe brindar un tratamiento adecuado a los activos en leasing y tener cuidado en no caer en la trampa de considerar ventas futuras de activos no operativos (los ingresos no operativos no generan ningún valor adicional para la empresa).
Tome decisiones estratégicas para la gestión del capital de trabajo. Normalmente una variable a la cual no se le suele prestar la atención debida; sin embargo, su impacto sobre el valor de la empresa tiende a ser de suma importancia. El valor será mayor en la medida en que el capital de trabajo sea el menor posible. Los centros de atención deben ser la rotación de inventarios y la duración promedio de las cuentas por cobrar y por pagar. Cierta consistencia debe existir también entre los niveles de capital de trabajo y las necesidades futuras de financiamiento. En conclusión, cada parte interesada deberá tomar posiciones lógicas y razonables en las cuatro áreas genéricas mencionadas arriba. La posición que finalmente se adopte en cada caso dependerá de las habilidades de negociación de cada una de las partes. Y, por supuesto, no existe un único valor para una empresa.

¿Qué podría explicar las diferencias en valor si ambas posiciones son sustentables y técnicamente correctas?

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