Revista Cocina
Volver... con la frente marchita, Las nieves del tiempo platearon mi sien... Sentir... que es un soplo la vida, Que veinte años no es nada, Que febril la mirada, errante en las sombras, Te busca y te nombra. Vivir... con el alma aferrada A un dulce recuerdo Que lloro otra vez...
De punta se me pone el bello, un escalofrío recorre mi espalda y un sentimiento de melancolía me sacude con esta estrofa de nuestro querido Carlos Gardel.
En un salón con las paredes repletas de recuerdos, cuadros, fotos, recortes de periódicos... sin dejar ni un solo centímetro vacío, vitrinas llenas de antigüedades y mesas con manteles a cuadros blancos y azules, oyendo esta canción en vivo y en buena compañía podemos disfrutar de una velada sin parangón.
En el restaurante argentino El viejo almacén de Buenos Aires fundado en 1977, César Ruda, siguiendo la pasión familiar a este negocio se ocupa de que esto sea posible, noche tras noche de martes a domingo podemos disfrutar de la espectacular carta que nos ofrece rebosante de especialidades argentinas destacando sus carnes de exportación de la máxima calidad.
Podemos comenzar disfrutando de su choricito parrillero criollo y su morcilla parrillera...
... acompañados por un pisco sour, bebida típica de aperitivo, muy refrescante, podemos decir que es como un granizado de vermut, una combinación deliciosa.
Tampoco nos podemos perder sus empanadas caseras de maíz, de queso y cebolla o de jamón y queso.
Como entrante sugerimos decantaros por las mollejas de ternera, unas de las mejores mollejas a la parrilla de Madrid.
Al fin llegamos al plato fuerte, las carnes:
Cinco cortes servidos en orden de intensidad de sabor:
- Lomo bajo de Simmenthal importado de Holanda
- Lomo alto Aberdeen Angus importado de Argentina.
- Entraña limpia de Rubia Gallega.
- Vacío de Wagyu importado de Nueva Zelanda.
- Asado de Tira Black Angus importado de Nebraska.
Podemos acompañar con una fresca ensalada de rúcula y cítricos, una combinación perfecta.
¿Vamos a por el postre? Como no podía ser de otra manera el toque dulce lo protagoniza un panqueque de dulce de leche.
Y si todo esto lo disfrutamos amenizado con música en directo ....
.... y pareja de baile ¿que mas se puede pedir?
Pues un gin tonic para terminar....
... y salir por la puerta con una sonrisa haciéndote la foto de recuerdo....
... y con la sensación de que seguro, seguro, que volverás.
Este es el menú que podéis escoger si queréis disfrutar de la misma velada que nosotras, no os lo perdáis: