A ambos les gusta desplazarse por Londres en bicicleta, los dos dividen tanto a sus propios partidarios como a la opinión pública, y los dos aspiran al título de primer ministro de Reino Unido.
Pero ahí parecen agotarse las semejanzas entre Boris Johnson y Jeremy Corbyn, los principales protagonistas de las elecciones británicas de este 12 de diciembre, consideradas por algunos analistas como las más importantes desde la II Guerra Mundial por cómo puede determinar el futuro de la eventual salida de Reino Unido de la Unión Europea.
Para empezar, tanto los orígenes como las trayectorias, propuestas y hasta estilos de ambos políticos no podrían ser más divergentes.
Y, en cierto sentido, muchas de las diferencias entre el líder conservador y el líder laborista también son emblemáticas de aquellas que, al menos en la imaginación popular, persisten entre ambos partidos.
Johnson es un hijo de la élite, formado en las mejores escuelas del país, y ya era toda una celebridad mucho antes de que consiguiera remplazar a Theresa May en el cargo que espera revalidar este jueves.
Y sus críticos le reprochan una vida de impunidad y privilegios, en la que no habría dejado a las convicciones interferir con sus ambiciones.
Corbyn, por su parte, sorprendió a todos cuando fue electo líder del Partido Laborista después de años como un relativamente oscuro diputado que destacaba por su férrea lealtad a sus principios.
Y, para sus críticos, el barbudo de 70 años que prefiere comprar ropa de segunda mano y pasar su tiempo libre en su huerto, no es sino un típico izquierdista ortodoxo anclado en el tiempo [...]