Revista Política
La campaña de las elecciones municipales y autonómicas está discurriendo según costumbre por los raíles del puro aburrimiento y la más absoluta inanidad. No hay debate político alguno, apenas los consabidos intercambios de insultos -que irán in crescendo a medida que pasen los días y se acerque la cita con las urnas-, y el recurrente "y tú más" en cuanto aparece el asunto de la corrupción que enseñorea las listas de candidatos del partido de la derecha extrema/extrema derecha española.
Y es que el material humano protagonista tampoco da para más. Uno ve las caras que aceompañan a los primeros espadas, y se queda perplejo. ¿Quién es ese que camina detrás de Esperanza Aguirre, un escolta o un futuro consejero autonómico? ¿y el que va al lado de Tomás Gómez, es el conserje de la Casa del Pueblo del barrio o un posible vicepresidente de la Comunidad Autónoma madrileña? Probablemente ambas cosas a la vez.
Claro que hay casos en que el desconocido/a acompañante no lo es para algunos, que por las razones que sean conocemos al personaje, y entonces aún es peor. Por ejemplo hace unos días, en El País aparecía una fotografía en la que tras el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, aparecía una pizpireta señorita sonriendo o algo así. La foto fue muy comentada y muy reída por diversas personas relacionadas con el Ayuntamiento barcelonés que conocemos a la señorita en cuestión y nos preguntamos como semejante personaje, carente de cualquier tipo de formación y preparación, puede haber llegado a convertirse en sombra del alcalde y posible futura concejala barcelonesa. Así se elige el personal de las listas, ya saben.
Hoy ya no hay debates y casi ni se pegan carteles. Los partidos esconden sus logotipos, y los lemas electorales desvelan más el subsconciente de quienes los encargan que otra cosa: por ejemplo, el del PP, "centrados en tí" (es decir, vamos a por tí). ¡Quién las ha visto y quien las ve, las campañas municipales! Noches enteras de discusiones envueltas en humo de Rex o de 46 para elaborar complejos y minuciosos programas electorales; interminables "salidas" nocturnas para empapelar ciudades y pueblos; candidatos que se desgañitaban de la mañana a la noche altavoz en mano subidos a un 850, recorriendo calles y centros de trabajo. Todo eso ha devenido en "esto", en una tontuela pizpireta sonriendo con todas las muelas y asomando la cara por encima del hombro del alcalde. Dios nos asista...
En la imagen que ilustra el post, portada del diario Los Sitios de Girona, anunciando la victoria de las izquierdas en las elecciones municipales de 1979.