Una inquietud comprensible
A la hora de buscar una consultoría de negocios, es completamente comprensible que el cliente se preocupe por la competencia de la empresa que va a contratar y una de las señales más comunes de ello es la experiencia o/y certificaciones de la empresa consultora, sobre todo, en el sector donde se encuentra el cliente.
La experiencia y las certificaciones no son el único criterio
Ahora bien, hay que señalar que ni los años de experiencia ni las certificaciones son siempre una prueba válida de la competencia de una empresa consultora , en primer lugar porque una empresa es una organización que no se reduce a unas cuantas funciones y en segundo lugar porque tampoco es reducida a un solo tipo de problemas, esto es que en una empresa se puede presentar el problema de decidir entre invertir entre uno u otro producto, o de elegir entre uno y otro gerente de operaciones, sin embargo, esos dos problemas pertenecen a diferentes ámbitos y de esta forma, no serviría contratar una consultoría que tiene , digamos, 10 años de experiencia en la industria papelera de la función operativa para llevar a cabo un proyecto de promoción de un nuevo producto. Así, el contratar una consultoría se acerca más a un proceso de contratación de una persona para un puesto específico que el de buscar a una empresa consultora que se parezca a nuestra empresa como tal.
Por lo anterior, es muy importante que antes de buscar apoyo de una empresa consultora, el cliente tenga claro cuál es el tipo de problema que tiene y a qué ámbito pertenece para que, como resultado, pueda buscar, y hacer una valoración de las alternativas mucho más asertada.
Problemas estratégicos
Por otro lado, hay que destacar que cuando el cliente presenta problemas para definir sus propios problemas o los problemas no se resuelven con las habilidades prácticas, sino más bien mediante una explicación y desarrollo estructurado, entonces, definitívamente, las certificaciones (Enfocadas en algún tipo de procesos o problemas preestablecido) y los años experiencia en alguna u otra función organizacional, no serán un criterio válido para elegir entre una y otra empresa consultora, ya que el problema que se presenta es de orden teórico y debe ser tratado por un consultor más preparado en filosofía de empresa que en algún área funcional.
Las decisiones relativas a elegir entre una u otra inversión, emprender o no un negocio, institucionalizar una empresa, y, definir la misión y la estrategia de la empresa, priorizar un mercado sobre otro, entre otras, pertenecen más al tipo de problemas de filosofía de empresa, debido a que su decisión implica la contemplación de muchas materias y factores, tanto personales como del mercado, que necesita ser ordenados, estructurados y organizados para que el resultado sea satisfactorio. Lamentablemente, muchos directores, presionados por las metas y otros factores, tardan mucho en llegar a la conclusión de que necesitan de este tipo de consultoría, y después de que mucho gasto en decisiones con resultados insatisfactorios.