Su luz estaba apagada, su cara marcaba sus huesos, parecía tener la cara de la muerte en escrita en su rostro pero en ese momento no lo pensé, tenía un color pálido, casi blanco y su agotamiento no era muy normal.
Solo me dijo llévame a la cama...No quiso la merienda y no quería ni hablar, sin pensar en que la muerte le visitaba, inocentemente la lleve a donde ella me pidió, sin insistirle más, guardé la merienda y me dispuse a realizar sus deseos. Llegamos a la residencia y tuve que pedirles por favor que la metiesen en la cama, que estaba cansada, la suerte estaba conmigo, milagrosamente me hicieron caso y no tardaron en venir a acostarla y dejarla tranquila,a gusto, preparada...
En sus normas no podían hacerlo, todos se acostaban a la misma hora...pero se portaron muy bien con nosotras.Aunque su rostro estaba pálido, su SER estaba tranquilo con una calma jamás observada por mi. Al acostarla quedó cómodamente en su cama , me miraba con cara de agradecimiento y felicidad , con mucho amor, pero no me decía nada, se estaba muriendo...y yo no me di cuenta en esos momentos de amor y complicidad.Le dí un beso y un abrazo, sin saber que se sería nuestro último momento juntas.Ella se marchó en paz, sin sufrir, acostada en la cama, con mucho amor, todavía recuerdo su sonrisa en
paz ...Mamá, te amo y te agradezco todo lo que hicieste por mi y por todos, tu gran amor vive en mi corazón, te siento viva en todas mis cédulas, en todo mi sentir, tu eres mi fuerza y mi pasión.
Te recordaré así, fuerte y valiente como siempre has sido, así vivo...
Gracias por tanto, gracias por la vida
