Todo se acaba, hasta los tranvías llamados deseo llegan a estación de término. Pero cuesta mucho verlos pasar. Elisabeth Taylor era como la imágen de la infancia y de la adolescencia en las películas de siempre, las que nunca pasaban. Paul ya había cogido el ticket hacía tres años y ahora te ha tocado a tí. Quizás por morir eres más inmortal y nunca habrá Cleopatras que puedan reinar sobre tu tocado, eres Gigante, y Mujercitas, y una mujer marcada y una gata, y una dama de Ivanhoe,... eres poliédrica y mágica. Se ha ido contigo el recuerdo de mi cine de los domingos por la tarde, que muchos antes que tú claudicó a la burbuja inmobiliaria y a los pisos cuadrados y desangelados de una calle de barrio. Se ha ido Elisabeth Taylor y se ha perdido gran parte de nosotros. Larga vida a su recuerdo.