El viernes estuve en un club de lectura y, como siempre, las mujeres éramos mayoría: doce mujeres y un hombre. El libro para comentar era una obra breve de Mary Shelley, Un viaje de seis semanas. Mary Shelley es una autora clásica, con una obra clave en la literatura universal, Frankestein o el moderno Prometeo, que muchos consideran el origen de la ciencia ficción como género, quiero decir que no es una autora desconocida, ni una autora que pueda ser despachada con el clásico "escribe cosas de chicas". Hablamos de ella de su vida, de cómo era viajar en el siglo XIX, la editora explicó el motivo por el que decidió publicar este libro, la traductora comentó los problemas y los retos a los que se había enfrentado con estos apuntes de Mary Shelley, escritos cuando tenía dieciséis años y se había fugado, por primera vez, con Shelley en busca de la aventura. Al terminar nos fuimos a tomar una caña. Yo ni había leído el libro ni conocía a nadie en ese club, solo al hombre que me acompañaba, pero fue una experiencia fantástica, divertida y entretenidamente instructiva.
El sábado por la mañana puse este tuit.
Cuarenta y ocho horas después estoy aún más convencida de que algo no cuadra pero estoy alucinada con algunas de las respuestas que he recibido. Algunas son tan idiotas que no merecen comentario. Algunas de ellas, como era de esperar, son muy paternalistas, como si yo tuviera siete años y necesitara que viniera un tipo cualquiera a explicarme obviedades del tipo: «Leer no es igual a escribir». Otras me acusan de incitar al odio «Uffff con el neosexismo... me parece que esta d moda» y, por supuesto, me llaman «feminazi».
Me dan igual todos esos comentarios, ¡alehop! doble pirueta lateral y a otra cosa mariposa, me interesa mucho más saber porqué pasa esto. ¿Por qué los hombres no van a los clubs de lectura o, en general, a las actividades culturales o si lo hacen su presencia es menor pero ¡oh sorpresa! en la mayoría de esos actos el presentador o moderador es un hombre? Los hombres leen, yo conozco a muchísimos que leen habitualmente y con los que hablo de libros. Todos ellos saben lo que es un club de lectura, al contrario que muchos de los que me comentaron el tuit con perlas del tipo «los hombres compramos libros no necesitamos intercambiarlos» o «sabemos leer solos, no nos gusta leer en alto». ¡Triple pirueta! Por supuesto me parece estupendo que no vayan a los clubs de lectura, yo no voy a cursos de cocina ni a torneos de ajedrez porque ni me gusta cocinar ni me gusta jugar al ajedrez pero a ellos les gusta leer y les gusta hablar de libros. ¿Hay una percepción errónea de lo que es un club de lectura? ¿Parece algo "de chicas"? ¿Por qué? Y voy más lejos, si opinar, comentar y hablar de libros es algo de chicas, mayoritariamente femenino, si las que más hablan de libros, las que más leen, las que más compran libros, , son mujeres ¿por qué al abrir un suplemento cultural hay mayoría de hombres? Esta pregunta es retórica, no hace falta ni decirlo. Pensando en este tema este fin de semana he recordado cuando hace un par de años escuché a Belen Carreño contar en la radio como en los consejos de administración de las principales empresas de cosmética la presencia de mujeres era muy escasa. Se supone, las estadísticas lo demuestran, que la cosmética es algo que importa más, que consumen más, las mujeres pero los que parten la pana, los que deciden, los que mandan son hombres. ¿Deberían ser todo mujeres? No, tampoco estoy diciendo eso aunque éste es el argumento que agitan los hombres cuando nosotras decimos que hay pocas mujeres periodistas deportivas «los principales consumidores de deportes son hombres así que por mis huevos toreros, los que comenten los deportes tienen que ser hombres». ¿Por qué esto no se aplica al revés en cosmética o en el mundo del libro?
«Los hombres tiene miedo de que las mujeres se rían de ellos» dice Margaret Atwood en un pasaje de su libro La maldición de Eva (la cita continúa «y las mujeres de que ellos las maten» pero este no es el tema ahora) y he pensado también que quizás a ellos ese miedo al ridículo les impide ir a clubs de lectura a opinar. Ajá. Pero es curioso que ese miedo a opinar por temor al ridículo nos les impida escribir una reseña, una opinión o una crítica en un medio pagado. ¿Por qué? Bueno porque ahí no hay terror escénico, no hay peligro de ridículo, de respuesta, ellos cuentan con el (supuesto) argumento de autoridad que les da el que a ellos los han elegido para que escriban, les pagan por ello ergo son mejores, saben más, ni se te ocurra chistarles.
¿Hay hombres muy buenos haciendo crítica literaria, comentando libros? Sí, claro. Por supuesto. Unos me gustan y otros no. Unos son un coñazo y otros no. A veces estoy de acuerdo y a veces no. Y hay mujeres, algunas me gustan más y otras menos. Mi pregunta es ¿por qué no hay más mujeres escribiendo de libros si leemos más, si nos gusta más? «Las mujeres, en general, les gusta menos la confrontacion q los hombres. A los hombres no nos gusta, pero hay algo por encima de nuestra comodidad q nos hace expresarnos y a las mujeres la comodidad les puede.»
Es que me troncho. ¡Triple mortal planchado! Me voy a leer y a escribir desde mi comodidad de mujer a la que no le gusta la confrontación.