Elv is, la foto equivocada y la resurrección

La decadencia está prohibida Héroes del Silencio

Estuve viendo aquellas fotos y volví a sentir el vacío bajo mis pies. Ya habíamos enterrado al tío y habíamos dicho esas cosas del descanse en paz, tan lógicas como innecesarias. No me acaban de gustar los muertos. Los cadáveres, pese al esfuerzo decorativo de algún empleado funerario, no me atraen en absoluto. A nadie le atrae la muerte realmente. Allí, detrás del cristal, la paz. De este lado el miedo. He sentido miedo cuando tuve la certeza de la equivocación, haber perdido el control de la situación de una manera tan severa, tan idiota. E hice daño. El daño es la incomprensión, el juicio apresurado basado en la fe y en los prejuicios. He respirado hondo mientras la arena tapaba la caja. He pensado en no decir las cosas que no me gustaría escuchar. Diré lo que pienso, pero no se puede violar el más básico de los protocolos, la mínima decencia. Una vez defendí el respeto y ahora, ya ves, me he sorprendido practicando todo lo contrario. Las cosas que dije preso de la irracionalidad, la viscosidad de mis palabras, el peso salvaje de los adjetivos, todo sobraba. Ahora lo sé. Ya son dos cuestiones las aprendidas. La otra, por si se me había olvidado después de todo, es que sí, sé perfectamente lo que quiero. Y eso podría ser suficiente para disfrutar de una segunda oportunidad. O tal vez no.