Empresa familiar: cómo pasar con éxito el testigo a la siguiente generación

Ceder el testigo en la empresa familiar es un proceso difícil y que, en ocasiones, culmina de la peor manera: con el cierre de la empresa por mala gestión. Y es que si cualquier cambio requiere de importantes esfuerzos de preparación y adaptación, el traspaso del mando de padres a hijos en las empresas familiares supone riesgos adicionales. Por ello, es importante que prepare con antelación este cambio estratégico. Algunos aspectos que debería tener en cuenta en este proceso son:

• Antelación. Dejar la empresa familiar en manos de los hijos es un proceso que debe comenzar muchos años antes de la fecha prevista. El relevo generacional debe comenzar con la preparación de los sucesores. Algunos expertos señalan que el mejor momento para iniciar este proceso es cuando los hijos se acercan a la edad de iniciar sus estudios universitarios o su formación superior.

• Formación. Los hijos que se harán cargo del negocio familiar deben conocerlo desde dentro y deben haber recibido formación sobre aspectos como la filosofía de la empresa, el funcionamiento de las distintas áreas y cómo interactúan entre ellas, los procesos, excelencia y calidad. En definitiva, la formación no sólo está relacionada con la obtención de títulos, sino con conocer el negocio, asumir responsabilidades y saber más concretamente si es el miembro de la familia idóneo para asumir el timón. Algunos incluso recomiendan que se adquiera experiencia en otras empresas, un terreno neutral donde los posibles errores no marcarán el resto de su trayectoria.

• Liderazgo. Además de ser el hijo del jefe, y de haber contado con una preparación óptima, el sucesor debe tener dotes de liderazgo para poder contar con la autoridad necesaria y ser respetado por todos los trabajadores, incluso aquéllos de mayor trayectoria y experiencia en la empresa. Las acciones que impulse y las políticas que implemente en la empresa, el trato con los empleados y las ideas que aporte serán cruciales en la construcción de su liderazgo.

• Adaptación de la empresa. La organización debe asimilar este cambio y el sucesor también. Una buena manera es que un empleado de larga trayectoria y experiencia en la empresa ejerza de “mentor” durante los primeros años. Posteriormente, se puede incorporar a distintos puestos de responsabilidad en los que tenga que cumplir determinados objetivos y apoyarse en el trabajo en equipo

• El cambio de mando. Adelantar el traspaso de funciones en la empresa familiar puede no ser una buena idea por la falta de experiencia del sucesor. Retrasarla tampoco, ya que el “heredero” puede perder interés en continuar con el negocio familiar. A todo ello se pueden sumar las disputas en el seno de la familia por la sucesión, algo que no sólo podría perjudicar la convivencia de sus integrantes, sino también empañar la imagen de la empresa de cara a sus clientes, trabajadores y proveedores. Dar con el momento adecuado y contar con el consenso de familiares y empleados es difícil y sólo con tiempo y con mucha comunicación se podrá facilitar este paso.

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