Ramón Casas: Chula con pañuelo amarillo.
«Y si hoy, ya 22, se nos queda mirando la mujer de Lot...», leyó en la pantalla del móvil y sintió un sobresalto. Allí estaba, bien claro, a la vista de todos, el número del gordo de la lotería de Navidad. Faltaban sólo 2 minutos para que fueran las 6:59 de la madrugada, y nada más, de modo que no había ni trampa ni cartón. «Linea comprobada. Seguimos para bingo», la voz la sacó del ensimismamiento. Si se daba prisa, aún llegaría a tiempo. «Cómpreme usted, señorito», le dijo la otra. Pensó responderle: «Lo haría de buena gana, pero tendría que afeitarse». Sin en cambio nada dijo. Ni repuso. Ignoraba cómo ordenar el caos. Pero quién sabe......