Revista Diario

En días de la cuarentena

Por Chak

En días de la cuarentena

En días de la cuarentena

Ya no sé cuántos días llevamos en la cuarentena por el coronavirus. Tres, quizás cuatro semanas. No lo sé. A mí personalmente esto no me ha afectado tanto ya que en sí mi vida ha sido siempre la misma: trabajar 8 o 10 horas, regresar a casa, dormir, comer un poco, convivir en lo posible con la familia y volver al trabajo. Eso no ha cambiado mucho.

Lo que sí ha cambiado es que no sé qué más escribir. Se supondría que una situación como esta desencadenaría la creatividad de cualquier ser humano, pondría en perspectiva la vida y la muerte, la rutina, el amor, el dinero, la salud... En fin, como que tendríamos que ser otros a partir de lo que está sucediendo, pero la verdad es que yo no creo en el ser humano y su capacidad de revolucionarse. Ya hace 10 años pasamos por algo parecido y nada cambió. El H1N1 apenas mató a algunas personas y se congeló el país unos cuántos días hasta que se supo que no era para tanto. En esta ocasión sí ha sido bastante más grave, sobre todo porque ha afectado a todo el mundo, pero tampoco creo que nos vaya a cambiar radicalmente.

Somos, o quizás debería, decir, soy como una piedra dura y sin remedio. No aprendo fácilmente y me niego a creer que de todo esto vaya a salir una mejor sociedad o algo así.

Hace unos días platicaba de esto con mi esposa y llegábamos más o menos a la misma conclusión: no entendemos nada y seguimos igual. La gente mierda seguirá siendo mierda, quizás un poco más que antes. La gente que vale la pena, quizás lo valga más todavía. Otra frase que creo que tiene mucho de cierto y que se escucha muy seguido en estos días: "La pandemia saca lo mejor y lo peor de todos". Es cierto. Los que suelen ser gandallas y aprovechados ahora lo son más. Los que suelen ser solidarios y ayudar, ahora lo son más. Los que no somos ni lo uno ni lo otros, seguimos viendo por nosotros mismos y nuestra familia y tratamos de seguir con nuestras vidas de la manera menos accidentada posible.

¿Qué cómo van las cosas en casa? Mal, como siempre. Mucho desorden, muchos gritos, muchos regaños, malas caras, groserías en cada rincón. La vida sigue, pero un poco como en tonos rojos y negros. Si esta fuera una película, nos acercaríamos más a esas películas de encierro donde se supone que es el infierno en la tierra compartiendo un pequeño espacio con las personas que más odias en la vida, más que una película apocalíptica o de zombies o lo que sea que deba sera una de esas películas.

La intolerancia, la desesperación, la frustración, a flor de piel, a todo lo que da. Y la falta de movimiento, de espacio propio nos está matando. Pero eso ya ocurría antes de la pandemia, antes del encierro, antes de todo esto. Es solo que ahora se acentúa y lo tomamos como una bonita justificación para pasar por todo lo malo que estamos pasando.


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