Alma de Protos
La última vez que desembarqué en Peñafiel fue en tiempos en que se estaba construyendo la nueva mega-bodega de Protos, diseñada por Richard Rogers, y por ello fue una gran alegría el que, junto con un grupo de blogueros, fuera invitado por Álvaro Cerrada -Yalocatoyo, S.L.- para realizar una visita que se desarrollaría bajo el lema -ahora hastag- “#AlmadeProtos”.
Tal vez muchos pensarán que vista una bodega, vistas todas ya que prácticamente vienen a contener prácticamente lo mismo: zona de recepción, depósitos, sala de barricas, embotellado,…, pero algunas se diferencian de las demás porque además tienen alma y ésta es una de ellas.
Adentrándose bajo las entrañas de la loma en la que descansa el castillo de Peñafiel, cual nave varada, se encuentra la vieja bodega nacida en 1927 y que ha ido arañando su interior con una red de galerías horadadas a golpe de sudor a principios del siglo pasado y bajo la potencia de tuneladoras en la parte más moderna a finales del mismo, como bien se diferencia tanto en las paredes como en sus arcos fajones que la sustentan.
Paseando por sus más de dos kilómetros de recorrido te acabas sintiendo cual nibelungo en las profundidades de la tierra buscando el gran tesoro custodiado por las ninfas, y en este caso podríamos decir que nuestro gran tesoro sería el vino de Protos conservado en las 3.500 barricas que a los dos lados de las galerías y en la sala de crianza lo custodian y van desarrollando todas las características que le harán ser los buques insignias de la bodega.
Pero la visita no había hecho más que despertar admiración ante el tamaño y las dimensiones de la bodega, puesto que tras el recorrido, y como mandan los cánones y las buenas costumbres, nos esperaba la agradable sorpresa de una cata vertical de su vino más personal: Finca El Grajo Viejo.
Finca el Grajo Viejo.
Elaborado con la uva tempranillo del pago El Grajo Viejo de cepas de más de 70 años y con una producción de poco más de 9.000 botellas, es un vino que sólo sale al mercado en añadas excepcionales.
Mimado y cuidado desde el terruño es vendimiado en cajas de 20 kg. pasando por una mesa de doble selección. Macera con los hollejos y realiza la fermentación en barrica francesa de 500 l. durante 24 días a 28º C. La fermentación maloláctia la lleva a cabo en barricas de roble francés de 225 l y un envejecimiento de 18 meses en roble francés nuevo.
Álvaro nos propuso el juego de realizar una cata ciega con el fín de ordenar las añadas en las que se ha elaborado este vino de pago y catamos las añadas de Finca el Grajo Viejo 2006, 2009, 2010, 2011 y 2012 (acerté).
De ellas, sin duda, destacar el primer vino que se elaboró de esa finca y que en sus inicios se denominó Protos Selección 2006. Vino con vida por delante, pero muy disfrutable, con estructura, sedoso, redondo y elegante.
Junto a él Finca El Grajo 2009 muestra aún buen potencial y más nervio. Terruño, mineralidad, fruta y estructura. Largo, envolvente y realmente adictivo. Un buen vino, sin duda.
Los 2010, 2011 y 2012, aún siendo agradables y muy bien elaborados, muestran una necesidad de redondear, conseguir esa sedosidad y elegancia de sus hemanos mayores. Seguramente serán grandes vinos por el potencial, la acidez y la estructura que mantienen junto con un buen aporte frutal que prevalece.
Las combinaciones de Javier Peña.
Tras disfrutar con un juego en el que colocar las añadas de Finca el Grajo Viejo, la bodega nos propuso realizar un maridaje de sus vinos con platos elaborados por el cocinero Javier Peña, participante en la última edición de Máster Chef y la verdad resultó una excelente experiencia.
1.- Cebiche de corvina con kikos acompañado de Protos Verdejo 2013.
El vino de color amarillo con menisco alimonado. Nariz con el aporte de las notas de flores y fruta blancas, aporte tropical y notas anisadas. Boca freso, ligero y con un aporte sutil de amargor final que lo hace adictivo, aunque no sea de mis vinos favoritos. Creo que debería marcar más la tipicidad de la verdejo y tienen materia y personal para conseguirlo.
2.- Brocheta en citronela de pollo y emulsioón de frutos rojos con Protos Barrica 2012
Vino color picota de capa media-alta. Lágrima ligeramente tintada. Notas en nariz de fruta negra y mermelada de fresa. Aportes lácteos y tostados. En boca tiene buena acidez, pero se muestra aún duro y con un tanino goloso que lo hace fácil de beber
3.- Palominta de trucha con curry y salsa de yogur con Protos Crianza 2011
Crianza de color picota y menisco ligeramente rubí. Lágrima fina y densa. Nariz con notas de mermelada de fruta negra, balsámicos, tostados, especiados y sutiles notas de verdor. Boca con buena acidez, taninos golosos y aporte frutal. Buen recorrido y promete buena proyección.
4.- Arroz meloso con setas, manitas de cerdo y leche de coco con Protos reserva 2010
Picota de capa media y menisco rubí. Nariz con buen aporte de mermelada de fruta roja, cacao, mentolados, elegantes lácteos y balsámicos. En boca muestra un buen ataque e intensidad. Ricos taninos. Goloso y con muy buena acidez. Excelene y con vida por delante.
5.- Sandwich de rabo de toro estofado deshuesado con Protos Gran Reserva Especial 1986
Gran reserva con un bonito color rubí y mensico anaranjado. Nariz con notas de buen buquet, carne cruda, apuntes de cáscara de naranja y guindas en licor. Toques animales, cueros. Boca con buena acidez. Equilibrado y con buen recorrido. Un vino muy bien hecho y muy disfrutable. De los que denomino “de trago largo”.
El tunel del tiempo.
Después de recorrer galerías, cementerios de botellas, salas de crianza y de disfrutar con vinos y viandas dimos un salto en el tiempo para aparecer dentro de la nueva bodega de Protos, enmarcada en el siglo XXI de la mano de Richard Rogers y pasando de la roca y el ladrillo al cristal y la madera, de la robustez a la ligereza de formas, de la oscuridad a la luz, del pasado al futuro.
La bodega, enmarcada en su entorno y cuyo elemento emblemático es su cubierta, está compuesta por cinco crujías abovedadas que imitan a barricas que nacen de la tierra. Ocupa 20.000 m2 y tiene capacidad para almacenar 3.500.000 botellas y 5.000 barricas contando con la última tecnología de seguimiento analítico para controlar la calidad de la uva en todo momento mediante rayos infrarrojos.
El edificio, que se asienta sobre un zócalo triangular, ocupa la totalidad del solar. Las cinco bóvedas parabólicas entrelazadas que descansan sobre grandes arcos de madera laminada se han revestido de piezas cerámicas de gran formato para crear una estructura articulada ligera y creando una forma modular.
Tal vez faltase el acercarse a ver lo que, para mí, es el alma de todas las bodegas: su viñedo, y en concreto, la viña de la Finca El Grajo Viejo. Conocerla, pisar su suelo, tocar su tierra o acariciar en la viña las arrugas marcadas por el tiempo. Espero volver a Protos y tener la oportunidad y el placer de conocer esa parte tan importante e imprescindible.
La compañía
Siempre se recuerdan las visitas, a parte de por la espectacularidad o la singularidad de lo visto, por la compañía y, en este caso, el poder conocer al staff de Protos, jóven, dinámico, profesional y con futuro y poner nombre a blogueros que sigo y admiro desde hace mucho tiempo, hablar con ellos y compartir la experiencia hace que quede un grato y entrañable recuerdo en la memoria.
Fue realmente un placer: Fernando Villaba, Eduardo y María, Álavaro Cerrada, Juan Burgos, José Luis Martínez Díaz, Rafael Rincón, Paco Becerro, J. Ricardo, Rafa Tobar, Vicente González, Mavi, Lola y David Vázquez