Revista Cultura y Ocio
En nuestra golpeada versión del país de nunca jamás, a veces suceden cosas más interesantes que las prédicas estúpidas de necios escribas, quienes desde una afectación post-alcohólica afirman que no hay que leer libros, que estos son mortalmente aburridos, que para escribir sólo se requiere de una afortunada conjunción estelar, del apoyo de una claque de furibundas femichistas o, mutatis mutandis, que la razón de ser del escritor es alcanzar un millón de amigos en FB. ¡Vaya necedad!
Pero volviendo a sucesos verdaderamente interesantes, el hecho es que revisando anaqueles en una librería local, sin mayor esperanza de encontrar algo nuevo, el pasado fin de semana realizamos un hallazgo sensacional: en medio de la opera omnia de Coelho, de las sandeces de Bayly y de los best-sellers de autoayuda y las confesiones del Padre Alberto sobre los curas homosexuales de la H, destacaba un libro de negra carátula con un llamativo corazón dorado en la portada. Al arrimarnos al anaquel, con la inocultable obsesión del miope, no lo podíamos creer, estábamos ante un ejemplar de culto, en razón de que una famosa viuda quiso mantenerlo oculto: El hacedor (de Borges), Remake, el texto de Agustín Fernández Mallo publicado por Alfaguara, que plantea, según algunos críticos, “una poética apropiacionista con la voluntad de rescribir la obra de Borges y reconsiderar su legado en la Era de Internet…en un despliegue apócrifo, imaginativo y bizarro”.
Sin embargo, María Kodama, la viuda de don Jorge Luis Borges ─rey de la metaliteratura y emperador del texto apócrifo, por no decir más─ considera que Fernández Mallo incurrió en un terrible error, debió haber pedido permiso (sinónimo de pago en dólares) antes de cometer semejante herejía. Acto seguido, con el auxilio de su séquito de abogángsters, emplazó a Alfaguara consiguiendo que la editorial finalmente retirara el libro de los puntos de venta. Aunque el debate intelectual favoreció en forma unánime al remake de Fernández Mallo, no hubo manera de evitar la interdicción de la inclemente Kodama (avida dollars) y el libro pasó de novedad a mítico ejemplar de culto. De allí nuestra sorpresa al encontrar el proscrito ejemplar en una despensa libresca de la H.
En medio del debate, Julio Ortega, profesor de la Universidad de Brown (Estados Unidos), señaló que la actual es una polémica "triste" porque "nunca Borges ha estado tan presente en la nueva literatura española como ahora". En su opinión se trata de "un malentendido" que se podría haber evitado haciendo explícito -"tal vez con unas comillas"- que la obra es una glosa y no una copia. Finalmente, respecto a las acusaciones de llevar el agua de Borges a su molino, Agustín Fernández Mallo concluyó que la retirada del libro: "Será a mi pesar. Yo no quiero que sea un libro ni de culto ni oculto. Lo que quiero es que se lea".
Pero si quieren saber más, no dejen de leer la noticia aparecida en El Cultural. El diario Público también reseñó la noticia en su sección cultural. Y para entender mejor cómo va la onda en la parte puramente literaria hay que leer la nota de Javier Moreno publicada en Revista de Letras.Aunque un tanto timorata, la noticia publicada por El País, tiene como valor agregado el comunicado de Alfaguara. Tampoco está demás el comentario de Alfredo Álamo en el blog Lecturalia.Y si lo desean, pueden echar una ojeada a un fragmento del texto original, antes de que Alfaguara lo retire de la red.Tampoco se pierdan a lectura de la Carta de protesta, contra la Kodama y en apoyo a Fernández Mallo. Y para hacer honor al carácter interactivo que se plantea en el libro, entren a ver el vídeo que sobre El hacedor (de Borges), Remake, preparó el propio Fernández Mallo.