Hoy el fotógrafo Mark Savage ha plasmado a través de su lente la majestuosidad del cielo en Newcastle, una ciudad y distrito metropolitano de Tyne y Wear, en la región Noreste de Inglaterra. Y es que la cúpula celeste se vistió con una nubosidad muy particular, las pocas conocidas nubes noctilucentes.
Las nubes noctilucentes o nuctilucentes son débiles fenómenos en forma de nube, las más brillantes y dominantes en las capas de nubes polares. También conocidas como nubes mesosféricas polares, se encuentran en las capas más altas de la atmósfera, y son visibles al final del crepúsculo. Están compuestas de cristales de agua helada. El nombre significa luces nocturnas y es originario del latín. Normalmente se ven en los meses de verano en latitudes entre los 50° y 70° al Norte y Sur del ecuador.
Son las nubes más altas en la atmósfera terrestre, localizadas en la mesósfera a una altitud aproximada entre los 75 y 85 kilómetros. Normalmente son demasiado débiles para ser vistas, y sólo se aprecian cuando la luz del Sol las ilumina desde debajo del horizonte mientras que las capas más bajas de la atmósfera están en la sombra de la Tierra. Las nubes noctilucentes son un fenómeno meteorológico descubierto recientemente y todavía no se comprenden del todo; no hay ninguna evidencia de que fueran vistas antes de 1885. Las nubes noctilucentes sólo se forman bajo condiciones muy precisas; su presencia puede ser una pista de los cambios que ocurren en las capas altas de la atmósfera. Desde su descubrimiento, la aparición de nubes noctilucentes ha estado aumentando en frecuencia, brillo y extensión. Se teoriza que su incremento está relacionado con el cambio climático.
Cualquiera que alguna vez haya visto una nube noctilucente (Noctilucent Cloud o "NLC", por su sigla en idioma inglés) estaría de acuerdo: parecen extraterrestres. Las ondas de color azul eléctrico y los pálidos mechones de NLCs que cruzan el cielo nocturno se parecen a algo de otro mundo.
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