Revista Cultura y Ocio

En la muerte de un recluso [literario]

Publicado el 29 enero 2010 por Manuelsegura @manuelsegura

 

En la muerte de un recluso [literario]

A pesar de sus devaneos continuos con las tendencias suicidas, J. D. Salinger se ha muerto a los 91 años. Más de la mitad de su longeva existencia la consumió aislado, pero siempre escribiendo. Abrumado por su obra cumbre, El guardián entre el centeno (1951), optó por una misteriosa retirada. Dejó la gran ciudad por el campo. Cambió Nueva York por Cornish, en New Hampshire. Al dar la noticia de su óbito, The New York Times habla del “recluso literario”. Por voluntad propia, sin duda alguna.

Mark David Chapman, el asesino de John Lennon, confesó que en las páginas salingerianas podría hallar, quien lo quisiera, la explicación a su crimen de lesa humanidad. Y la hija de Salinger, Margaret, se destapó hace diez años con una demoledora biografía de su progenitor, en la que detalló al mundo las controvertidas excentricidades del que para muchos ha sido un genio de las letras y el pensamiento.

En la prestigiosa The New Yorker, Salinger publicó un cuento que tituló Un día perfecto para el pez plátano cuya lectura nunca dejará a nadie indiferente. Su autor, como todo creador que se precie, transmitía vivencias propias en las páginas que componía. Al conocer su desaparición, he vuelto a leerlo. No en el viejo y gastado libro de biblioteca que lo hice por vez primera, sino en el moderno e-book del que acabo de disponer. Y confieso que, aunque el texto sea el mismo, la sensación no me ha resultado idéntica. Y no sé si ello se deberá a una cuestión estrictamente tecnológica o a algo más puramente sentimental.


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