
La Niebla puede ser densa, espesa y baja. Pueden ser jirones. La Niebla cae. Se levanta.
La Niebla acerca y aleja. Desdibuja y al mismo tiempo perfila los contornos de cualquier objeto, cuando consigo verlos.
La niebla destruye y crea. Todo lo que se que hay ahí fuera desaparece y se destruye al caer la niebla. Si no lo veo no existe. No hay nada más que esa blancura gris. Según avanzo y consigo ver algo, lo creo de la nada; surge como por sorpresa porque no lo veo acercarse, no camino hacia ello, no puedo anticiparlo, sencillamente aparece y lo creo de nuevo. Incluso lo conocido y familiar se ve de una manera distinta, lo veo más como es, porque no me ha dado tiempo a imaginarlo.
La niebla acaba con el tiempo y el espacio. Si me despierto y por la ventana sólo hay niebla, no sé que hora es. Si la niebla cae mientras conduzco o paseo, el camino, la carretera, la montaña me parecen nuevas y desconocidas. Como si las recorriera por primera vez. No veo dónde voy, no veo por dónde voy pero sé hacia dónde me encamino y conozco el camino.
La niebla es soledad. En la niebla solo existo yo y lo que consigo ver. Creo lo que existe y eso que creo al percibirlo, al chocar con ello, desaparece según avanzo y la niebla vuelve a tragárselo.
La niebla no me da miedo. No veo venir los peligros, ni puedo imaginarlos porque aunque piense en ellos e intente anticiparlos, no existirán hasta que los vea; y desaparecerán después. La niebla es segura frente a los peligros, yo no veo los peligros pero ellos no me ven a mí, quizás consiga escapar. La niebla también me hace a mí invisible.
El único sitio seguro en la niebla es aquel en el que estás. La única manera de salir de ella es avanzando.
La niebla me traga.
La niebla me acoge.
La niebla hace al día noche. Puede ser negra y puede ser brillantemente blanca. A veces, deslumbra.
La niebla para el mundo. No hay sombras, nada ni nadie tiene sombras en la niebla.
En la niebla floto.
La niebla es silencio y al mismo tiempo es sonido. Es raro. Amortigua todos los sonidos y a la vez hace que perciba sonidos que en la nitidez de un día sin niebla no percibo. Me escucho pensar.
La niebla me calma, reposa. Me tranquiliza y centra.
En la niebla soy más yo porque estoy yo sola. No hay referentes, no existe el lugar de dónde he salido ni el lugar al que voy, sólo estoy yo. También puede que sea menos yo porque todo lo que me rodea me ha hecho como soy, lo que soy.
A lo mejor lo que me ocurre en la niebla es que no soy... y por eso me gusta tanto.