En profundidad: Mátalos suavemente

FICHA TÉCNICA

Dirección: Andrew Dominik

Guion: Andrew Dominik

Producción: Dede Gardner, Anthony Katagas, Steve y Paula Mae Schwartz

Dirección de fotografía: Greig Fraser

Diseño de vestuario/Diseño de producción: Patricia Norris

 Montaje: Brian A. Kates

FICHA ARTÍSTICA

Jackie: Brad Pitt

Frankie: Scoot McNairy

Russell: Ben Mendelsohn

Mickey: James Gandolfini

Johnny Amato: Vincent Curatola

Conductor: Richard Jenkins

Markie Trattman: Ray Liotta

Steve Caprio: Trevor Long

Barry Caprio: Max Casella

Dillon: Sam Shepard

Argumento:

Tres paletos, creyéndose muy listos, se embolsan el dinero de una timba de póker organizada por el hampa, haciendo que la mafia local entre en bancarrota. Jackie es el matón contratado para encontrarlos y restablecer así el orden.

Mátalos suavemente nos introduce un nuevo concepto en el arte de matar. Porque matar a alguien suavemente no es otra cosa que hacerlo a distancia para evitar sentimentalismos y chorradas, y es que a Jackie eso no le va nada, él mata por una cantidad de dinero y a otra cosa mariposa. Es lo que tiene la mafia, que es fría y calculadora.

Pero no os penséis que por ser una cinta sobre cómo la mafia ha sido burlada y hay una venganza contra los paletos que cometen el robo está llena de tópicos. Al contrario, tiene una base más profunda en el guion, en la que no se deja de hablar sobre la situación económica actual -la crisis rebaja los precios-, o incluso se filosofa sobre la sociedad americana y sobre Estados Unidos como país, algo que ya dice el cartel español, que América -a pesar de que América es el continente…- no es un país, sino un negocio. Efectivamente, todo es un negocio y está en manos de los políticos. De hecho aquí se vive la transición Bush-Obama y llegamos a ver varias veces los discursos y promesas del actual presidente.

En cuanto al reparto, un magnífico Ben Mendelsohn en su papel de yonki, pero es que tampoco hay que desmerecer a Ray Liotta, Brad Pitt y su cinismo, Scoot McNairy, que es otro matado o James Gandolfini en su papel de matón en decadencia.

Este film a pesar de lo que parezca, no es la típica película comercial destinada a todo el mundo, porque no se corta un pelo en su guion, pero es que además no se le pueden sacar pegas a la fotografía, estupenda en escenas claves o el cómo está rodada, para terminar con un rodaje que hace que no perdamos el ritmo de la historia. Uno no se puede quedar en la superficie de lo que cuenta porque realmente hay mucho más allá aunque a primera vista no lo pueda parecer.

Y es que nunca una charla con un matón de la mafia ha sido tan intelectual.