
Y creer en un poco de justicia; justicia de los hombres y justicia de la naturaleza, ya que muchos han esperado durante toda su vida la llegada de la justicia divina, pero han dejado este mundo con un nivel de desconcierto tan grande, que si volvieran a vivir, apostarían por sus propios métodos de búsqueda de la justicia y no esperar a que llegue del cielo.
Y creer sobre todo en que algún día cambiará el pasotismo que ha propiciado este clima de fácil optimismo, según el cual las cosas se van arreglando por sí mismas; que no sólo enmascara el dramatismo de una sociedad sin futuro, sino que apaga en el alma de los hombres cualquier deseo de lucha, combate, o reacción ante lo que les acontece.