Enésimo exorcismo

No es habitual que un director de escena salga en cada función a introducir lo que el espectador va a presenciar. Olivier Py lo hace en esta producción para subrayar lo que ya explica en el programa, como si temiera no ser comprendido. No es de extrañar. Plantea este Lohengrin como una búsqueda en las cenizas de la historia, tratando de explicarse de dónde vino todo aquello que nos condujo a Auschwitz, y si en verdad el romanticismo alemán incubó el nacionalsocialismo del siglo posterior. Habría para él cuatro razones, todas relacionadas con la sempiterna historia del antisemitismo de Wagner, el que se erigiera como símbolo de la cultura germana, cuya música y mitos fueron objeto de "recuperación por los nazis", y que encuentra en Lohengrin un mensaje "mesiánico" de una Alemania unificada. "Más que una ópera nacionalista, es una ópera sobre el nacionalismo", dice Olivier Py antes de que se abra el telón.

El espacio escénico está ocupado por las ruinas de un teatro bombardeado, aún humeante, que gira en el tiempo y trae hasta nosotros unas figuras fantasmagóricas, que ocupan los palcos y siguen con atención a unos actoresmoviéndose en un escenario que recuerda a un cadalso. Es la "pesadilla premonitoria" de la que habla Py en el programa, tratando de llevarnos al "año cero" de Alemania, la noche trágica de sus orígenes. Qué lástima que no haya recordado la desasosegante película del mismo título que Roberto Rossellini rodó en Berlín y estrenó en 1948. Entre los fantasmas de ese teatro está el de Gottfried, el hermano desaparecido de Elsa, un niño que podría haber tenido algo que ver con Edmund, el protagonista de la cinta. El vestuario de esas presencias remite a una época, la de las revoluciones liberales de 1849, y está resuelto en blancos y negros, como el duelo entre Elsa y Ortrud, cristianismo mesiánico frente a un oscuro paganismo político, y las fichas de ajedrez que resuelven el famoso combate entre Lohengrin y Telramund.

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Foto: Théâtre de La Monnaie / Baus

Publicado por Felipe Santos

Felipe Santos (Barcelona, 1970) es periodista. Escribe sobre música, teatro y literatura para varias publicaciones culturales. Gran parte de sus colaboraciones pueden encontrarse en el blog "El último remolino". Ver todas las entradas de Felipe Santos