Texto original escrito por Ana. Sígueme en Twitter.
Estas últimas semanas he estado trabajando intensamente con mis “monstruos”. En vez de esconderme de ellos, he decidido observarlos, sin juzgarlos.
Nuestros monstruos pueden manifestarse como ciertas emociones, patrones de conducta, hábitos, voces internas, sensaciones que nos generan miedo. Que nos hacen escondernos. Que nos avergüenzan, que no queremos que nadie vea. Que nos impiden ser y vivir con libertad.
La mejor forma de hacer desaparecer esos monstruos es dejar de escondernos. Aceptarlos, observarlos, dejar de juzgarlos, preguntarles, confrontarlos.
Y cuando haces esto descubres que tu monstruo tiene más miedo que tú. Que tu monstruo es un simple espejo que te permite verte a ti mismo con mayor claridad, conocerte mejor y por lo tanto, crecer, aprender y seguir adelante.
Y además, descubres que dentro de ti tienes unos “superpoderes” para enfrentarlos.
Les presento a tres de mis monstruos más temidos y los superpoderes que he descubierto:
El monstruo de la perfección – le gusta asustar con frases como “eso no es suficiente”, “no puedes empezar hasta que quede perfecto”, “planea, planea, planea”, “no se vale equivocarse”. Sus dos armas más poderosas: miedo al fracaso y miedo al rechazo.
Mi superpoder para contrarrestarlo – la acción
El espejo malévolo – una terrible criatura que hace que cada vez que me veo en el espejo me encuentre defectos
Mis superpoderes para contrarrestarlo – la gratitud, sobre todo hacia mi cuerpo. Escuchar y cuidar a mi cuerpo. Bailar.
El temible hombre del saco sin fondo – este monstruo carga un saco a sus espaldas donde va guardando todo lo que prometió hacer, los favores que le han pedido, los proyectos, los problemas ajenos que se siente comprometido a resolver, todos sus pendientes… Es difícil de identificar pues utiliza muchos disfraces: “el complaciente”, “el multitasking”, “el responsable”, “yo todo lo puedo”. Y aparenta ser un aliado, incluso puede recibir cumplidos de las personas, pero en realidad, me agota, hace que ponga a todo y todos antes que a mí, me obliga a hacer cosas que no quiero hacer, me hace sentir que nunca voy a terminar. Sus armas: decir que sí a todo, la prisa, la culpa.
Mis superpoderes para contrarrestarlo – la asertividad, el descanso, la meditación, poner límites, trabajar en una sola cosa a la vez.
Monstruos: ¡ya no les tengo miedo!
¿Identifican sus monstruos? ¿Podrían dedicarse a observarlos una semana sin juzgarlos? ¿Con qué “superpoderes” podrían contrarrestarlos?