Enlace Elena y Josema

En primer lugar y cómo no, muchas felicidades pareja. Ahora continuáis emprendiendo el camino que os unió hace ya un tiempo y que debéis seguir disfrutando al máximo, sin pensar en cómo será el futuro, sino acariciar con el paladar y el resto de los sentidos cada momento, como el de vuestro enlace, como el de vuestros primeros pasos como marido y mujer. Como todos los que vayáis a dar, más unidos aún a partir de ahora.

Elena, amiga mía, ya sabes que como tu nuevo y flamante esposo, también soy un chirigotero callejero pero como a él (según él) y a otros, se me da fatal cantar, por ello no lo puedo (ni debo) hacer en tu boda en solitario, nosotros somos más de bailar. Lo que en cambio sí puedo hacer y me apetece muchísimo es dedicarte estas palabras que me salen del alma si es que existe alma y de un cajoncito del rincón mejor guardado del cerebro donde se encuentran los mejores recuerdos, donde sin duda tu tienes un espacio y me gustaría compartirlo con vosotros con motivo de vuestro enlace.

Este es mi "regalo". 

Sé hacer pocas cosas en la vida, pero de lo que sí estoy seguro es que cada vez que escribo un texto, rebusco muy dentro de mí para ofrecer lo mejor que tengo, lo que siento y luego, es algo que me gusta entregar, que a veces, llega directo y que ojalá pueda calar, como lo hacen las personas. Como lo haces tú. 

Este texto va dedicado a la pareja (Josema, aunque te conozca de poco, ha sido suficiente y se nota que eres una buena persona y un compañero de viaje maravilloso para nuestra Elena) pero no me puedo engañar, ni a quien lea esto, que cuando lo escribo pienso sobre todo en Elena ya que con ella es con quien comparto una increíble amistad que desde hace unos años unió el pueblo de Conil y Barbate más aún, mientras estábamos en Cádiz. ¿Cómo es posible que sólamente con uno decir y el otro escuchar el nombre de un pueblo dos personas comiencen a forjar una duradera amistad? Sin duda, también lo hizo la personalidad de las mismas y no puedo negar que la tuya es muy especial. ¡Es normal que desde Sevilla también lo aprecien y se hayan enamorado!

Ahora os unís en matrimonio y qué queréis que os diga, yo no soy la persona más indicada para hablar de dicho "sacramento", porque mi falta de madurez quizás, no conciba todavía el hecho en sí mismo y todavía como os dije, "odie" un poquitín las bodas. Ni siquiera soy capaz, aunque ya las haya utilizado más arriba de comprender las palabras "marido" y "mujer" porque son conceptos imperativos que no podemos negar, implican posesión, y en el mundo en el que vivimos hoy en día, quizás se hayan quedado un poco antiquadas, pero, ¿sabéis qué? Que vosotros a través de este compromiso, seguís siendo algo que de verdad os unirá para toda la vida: Amigos.

¿Y qué es el matrimonio, si no eso mismo? El de verdad, el real, se conforma de dos personas que son grandes amigos, los mejores, que se quieren y que además se atraen, se desean y sienten algo más fuerte en el pecho y estómago, "mariposas" que comparten para el resto de su vida. Donde el componente esencial y fundamental de la amistad hace de pegamento.

Y ese pegamento se os nota en los ojos, se os nota en las sonrisas, se os nota cuando os habláis, cuando os rozáis y os reís juntos, al menos yo lo noté cuando tuve la fortuna de compartir una maravillosa noche con vosotros para mi solito (si alguien tiene envidia de ello, lo siento mucho, soy un gran afortunado, pero si se lo proponen, ellos estarán encantados) y eso que me hice de rogar demasiado.

Lo que habéis hecho con este enlace es reforzar esa amistad que fue más allá tomando una importante decisión en vuestra vida. Y es que son las propias decisiones de cada uno las que marcan el destino, sobre todo en una sociedad como la que nos ha tocado vivir, que nos complica tanto a la gente joven salir adelante. Decidir casarse es de valientes, no hacerlo, también. ¿Quién sabe qué es lo mejor? Lo verdaderamente importante es tomar la decisión que uno mismo crea conveniente y tirar hacia adelante con ella, venga lo que venga, confiando en que todo saldrá bien, y si así no ocurriese, estando preparados para la respuesta y la gestión de sus posibles efectos a posteriori. Lo que sí está claro es que a quien no decide y actúa, es al que perseguirán la incertidumbre, las dudas y la inseguridad todo el tiempo. ¡A vosotros no porque sois valientes! Os admiro. ¡Vivan los novios! Os deseo todo lo mejor, pero sé que no hará falta.

A las personas buenas les pasan cosas buenas, así que no tengáis miedo a nada.

Personalmente estoy muy agradecido a la vida por haberme hecho coincidir con personas como vosotros. A seguir siendo felices (también si eres otra persona la que estas leyendo ésto), que para eso estamos aquí.

Un fortísimo abrazo, Juanjo.