Revista Cocina

Enoturismo en Ribeiro (parte 2)

Por Orlando

Como lo prometido es deuda, aquí estamos de nuevo para dejar sobre el papel el inmejorable sabor de boca que nos dejó nuestra visita a la DO Ribeiro. Cómo contarlo todo todo puede ser largo y algo tedioso, mejor una entrada visual, con apuntes de cada una de las bodegas que visitamos

Casal de Armán

En el patio de la casa rural del Casal de Armán

Casal de Armán es una bodega con alojamiento rural y restaurante que ha entendido la importancia que tiene, hoy en día, dar un servicio enoturístico completo. Deliciosamente atendidos por Inma y Jorge, fuimos recibidos con una cata vertical de sus vinos y una agradable y completa comida, coronada por unos deliciosos postres caseros. Bajo la marca “Ribeiros do Avia” se han constituido en un referente en cuanto al turismo de vino en Ribeiro y son, sin duda, uno de los motores del enoturismo de la DO.

Coto de Gomariz

Gemma y Emi en el Coto de Gomariz

Coto de Gomariz es una bodega que también pertence a la asociación Ribeiros do Avia. Visitamos la bodega y la destilería y catamos siete de sus vinos, que no te dejan indiferente, empezando por lo “atrevido” de alguno de los diseños de sus etiquetas y acabando por lo “vanguardista” de los 4 tintos, donde la utilización de las variedades autóctonas marca el carácter de unos vinos sorprendentes y originales. Una de las bodegas preferidas por los sumillers gallegos.

Adegas Valdavia

Atardecer en los viñedos de Adegas Valdavia

Adegas Valdavia es un pequeño Colleteiro que produce un vino que nos encantó, por botella y por vino: Cuñas Davia. Un ribeiro especial, en todas sus añadas, que evoluciona magnificamente en botella y que como dice Antonio Jesús, de Tanino Tanito, es “un vino que roza lo femenino, por su sensualidad, por sus curvas”. La atención que nos brindó Eliseo fue fantástica y el Queso ahumado San Simón de Acosta, delicioso.

Bodegas Nairoa

Cena con tortilla de pimientos en Bodegas Nairoa

La tarde llegaba a su fin cuando llegamos a Bodegas Nairoa. Nos tenían preparada una cena casera impresionante, a base de tortilla de pimientos de Arnoia, empanada de zamburiñas y congrio, cabrito y unos deliciosos postres caseros a base de mini-conos de crema y bica mantecada. La bodega produce a orillas del río Airoa algunos de los vinos más premiados de la DO, como el Val de Nairoa (con su especial congelación pelicular de la uva antes del prensado). Acabamos el primer día de la mejor manera posible. Cansadas, aterrizamos por fin en el Hotel Monumento Monasterio de San Clodio. Es hora de descansar.

Adegas San Roque

Sala de fermentación de Adegas San Roque

La agenda del segundo día en Ribeiro comenzaba con la vista a una de las bodegas más grandes de la DO: Bodegas Terra do Castello, la marca de la cooperativa San Roque. Con más de 100 hectáreas de viñedos en total, tiene una capacidad de producción de 1.200.000 litros de vino. De su apuesta por los monovarietales, destacamos el Selección (treixadura) y el Godello.

Manuel Formigo

Atendiendo a las explicaciones de Manuel Formigo en el viñedo

De la mano de Manuel Formigo, vistamos las viñas de este colleteiro, que produce unas 60.000 botellas al año. Tras el paseo por el campo, degustamos sus vinos acompañados, como no, de un excelente empanada. Nos llamo la atención Teira X 2011, cuyo nombre, según palabras del propio colleteiro se ha elegido por el componente “porno” del mismo, con un objetivo claro de marketing.

Pazo Casanova

Impresionante campo de viñedos del Pazo Casanova

Se acercaba la hora de comer y nuestra próxima parada (y fonda) fue en Pazo Casanova. Atendidos por Aurora y Luis, visitamos las instalaciones del pazo y catamos sus vinos. Juan, pulpeiro de Carballiño, nos deleitó con un impresionante pulpo para empezar y con un no menos delicioso “caldeiro” para terminar. Uno de los vinos ue catamos, el “Casanova 2011″ fue, a la postre, el merecido ganador del concurso de los vinos de Ribeiro 2012, en la modalidad de vinos blancos de bodegas.

Pousadoiro

Pousadoiro

Pousadoiro es un pequeño colleteiro con 4 hectáreas de viñedos que produce unos 10.000 litros al año. Situada en el casco urbano de Barral, en Castrelo do Miño, es un claro ejemplo de lo que podemos llamar “bodega de garaje”, ya que Alfredo y su familia viven en el piso de arriba. Su vino Pousadoiro (40% Treixadura, 40% Godello, 15% Torrontés y 5% Loureira), es un claro exponente de un excelente vino de Ribeiro.

Eduardo Peña

Entrada a las Bodegas de Eduardo Peña

Para acabar la ruta del día, nos tenían reservado uno de los platos fuertes: la nueva bodega de Eduardo Peña. Espectacular edificación excavada en la ladera del propio viñedo, gracias a lo cual mantiene una temperatura constante durante todo el año y un sistema de aireación natural regulable. Un claro exponente del concepto de “terroir” que elabora los vinos exclusivamente de sus 5 ha de viñedos. La sala de catas es impresionante, con una balconada minimalista que mira el valle y al omnipresente rio Miño. Es sin duda una de las bodegas más vanguardistas de la DO y uno de los edificios mejor integrados con el terreno que hemos visitado.

A la vuelta al Monasterio de San Clodio disfrutamos de una cena distendida de la mano de la DO, de la que destacamos las anguilas fritas y la agradable sobremesa, de copas en el hotel con todos los compañeros de viaje, incluído el Monje (ver parte 1).

A Costeira

Panorámica del Miño desde la Cooperativa Vitivinícola del Ribeiro (A Costeira)

La última jornada tenía como plato fuerte el acto de entrega de premios, precedido de la visita a la Vitivinícola del Ribeiro, responsable de los vinos Costeira. Es una de las cooperativas productoras más grandes de la DO, con una amplia familia de referencias. Nos encantó el licor de café, “Lua”, del que todavía estamos dando buena cuenta en cada una de las cenas que hemos celebrado este verano.

Después de la entrega de premios, en la que nuestra compañera Gemma tuvo el honor de hacer entrega de uno de ellos, tocaba recoger. Nos despedimos con agradecimiento de nuestras inolvidables “parteners”, Erika y Marta y a bordo de nuestro sufrido microbús, pusimos rumbo al aeropuerto de Vigo. Acababan tres días intensos de vino, turismo y gastronomía, durante los cuales nos enamoramos de estas tierras de Ourense, de sus gentes y de sus paisajes. Sólo queda una cosa por decir: volveremos.

Emi Belenguer y Gemma Martínez.


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