Revista Cocina

Enredados: Ïa Casares Mena [El Caldero de Nimuë]

Por Capitan_rabano @pardeguindillas

Cocinillas, viajera, curiosa, culta, simpática y consecuente. Todo eso y mucho más es Ïa Casares Mena, la parte visible de El Caldero de Nimuë y ella te cuenta mucho de su puño y letra en la siguiente entrevista


¿Cómo va ese restaurante perdido en el monte?
Jajaja. Pues va regular.
De momento he dejado el piso del barrio periférico en la ciudad para irme a vivir a las afueras a una casita pequeña, vieja, fría, pero que me da la vida con su huerto y con la vida campestre.
El sueño en realidad no es realmente un restaurante, (ese fue el sueño literal, porque realmente ¡tuve ese sueño y fue el que me inspiró el nombre del blog!) si no una especie de posada rural. Una casa que me permitiera vivir de la tierra, y complementar con alquilar habitaciones para semi-mochileros (como moi) en plan "hostel rural" y que sirviera comidas caseras, pero sin carta ni menú. Esto es lo que hay hoy, todo fresquísimo, todo recién recolectado. No servimos cocacola. :) ¡¡¡El problema es encontrar la pasta para la inversión inicial!!!! (Se aceptan mecenas, jajajaja).
Enredados: Ïa Casares Mena [El Caldero de Nimuë]
Hablemos de “El caldero”. ¿Tu caldero es el Santo Grial, tu chico se llama Percebal, tu vecino caballeroso Lanzarote y su madre es la Dama del lago… o quizá se parezca más al caldero de Astérix y huela a sopa de cebolla?
Pues...es el Caldero de Nimuë, que según la mitología artúrica fue la druida compañera de Merlín (*). Ella no tenía problema con relacionarse con la nobleza de la corte del rey Arturo cuando le hacía falta, y más de un refinado caballerete se quedó prendado de ella, a pesar del pelo enmarañado y mezclado con hojas y ramas de sus paseos por los bosques, de las ropas viejas y desgastadas y el olor al pelaje de sus compañeros animales y a sopa de cebolla en sus manos.
Te cito: “El caldero es nuestro poder. El poder que perdimos”. ¿Crees que hubo un momento en que perdimos la capacidad de interpretar los símbolos?, porque… el caldero es un símbolo, ¿no?.
El Caldero es un símbolo de todo aquello que anhelamos en lo más profundo de nuestro ser, y que no siempre se nos pone al alcance de la mano. Es importante, para ser felices al menos tener esa sensación de que seguimos persiguiendo el sueño, de que algún día quizá, si la suerte acompaña, alcanzaremos ese hito.
Y el Caldero no tiene porque ser algo grande y definitivo (ese hostel rural imposible). Pueden ser cosas sencillas, cosas que sí son posibles, pequeños detalles que hacen tu día a día más pleno y más tuyo.
Pero el Caldero es un arma de doble filo. Si el "poder" que buscamos es demasiado grande, si el sueño que perseguimos demasiado intangible, puede pasarnos como a la pobre Nimuë, que se volvió loca, medio ciega y vieja intentando recuperar su Caldero que le prometía la inmortalidad.

¿Una vida sin berenjenas y champiñones merece ser vivida?
Pues...casi que no, ¿no? Jajaja ni sin huevo ni pasta, tampoco.
Es broma, en realidad la vida merece ser vivida, sobre todo si consigues hacer feliz a alguien por el camino. Disfrutar lo que tenemos mientras se pueda. Y cuando no queden ni berenjenas ni champiñones, recordar con nostalgia cómo disfrutamos de ellas, y buscar una nueva hortaliza con la que ser feliz.
Confiesa: escribes las crónicas de tus viajes para gozar recordando cada detalle.
Totalmente.
Tengo una memoria a largo plazo terrible, y hay muchos viajes de jovenzuela, de cuando no se llevaba una ni cámara en la mochila, o se te velaban los carretes, o se te enterraba la cámara en la arena, de los que apenas  tengo ni un solo recuerdo en mi loca cabecita. Sé que he estado allí, pero todo es un borrón, ni imágenes vívidas, ni muchísimo menos nombres de lugares, o datos.
Sin embargo, desde que empecé a escribir sobre los viajes que hacía y abracé la tecnología digital, nombres, lugares, situaciones, se me quedan en la memoria mucho más tiempo. Y además siempre están ahí para volver a ellos cuando me apetezcan.
Pero no queda ahí la cosa. Es también un acto de filantropía pura. Cuando yo estoy preparando algún viajecillo y encuentro justo la información que busco porque alguien ha dedicado horas de su tiempo en este mundo a dejarla por escrito públicamente en un blog, me siento profundamente agradecida, y casi con el deber moral de devolver el favor haciendo lo mismo.
¿Por qué no dos blogs? Uno de gastronomía y otro de viajes?
Bufff...pues por lo mismo que no estudié también Traducción y me quedé sólo con Filología Inglesa, jajajaa. 
Me pareció que iba a ser doble trabajo de gestionar y de llevar y que al final uno de los dos iba a quedarse atrás. Así puedo centrar mis esfuerzos en una sola página que mantener a flote, y aunque yo sé que para el SEO es un poco fatalítico eso de mezclar temáticas, en realidad cuando empecé con esto, no tenía ni idea, y además me la reflanflinflaba un poco (y en parte me sigue importando poco. Hago esto porque me gusta y desde el corazón. Lo hago primero para disfrutarlo yo, porque me encanta escribir, y lo que venga después, ¡bienvenido sea!)

¿Eres de las que piensa que el verdadero viaje, cuando conoces otros mundos y culturas, es un viaje interior?
Absolutamente. Hay una típica frase viajera que me gusta mucho "No viajamos para escapar de la vida, sino para que la vida no se nos escape". Realmente hay un profundo proceso interior de cambio con cada viaje, una sensación muy liberadora y gratificante a la vez.
¿Viajar te hace mejor persona?, ¿más sabia? O… (completa la frase)
Te hace mejor persona y más sabia si tú te dejas. Si estás dispuesta a aceptar que hay otros mundos ahí fuera que son, ni mejores ni peores, sino sencillamente, distintos al tuyo, entonces, viajar te abre los ojos. Te hace a la vez más rica y más pobre, más feliz y más nostálgica, más madura y más anhelante, más sabia, y a la vez, más consciente de lo ignorante que eres.  Y todo eso en conjunto, te ayuda a ser más empática, mejor persona. 
Enredados: Ïa Casares Mena [El Caldero de Nimuë]
¿Qué te impide ser vegetariana?... Dime que el bacalao… porfa. 
Jajajajja. ¡Buenísima pregunta!
Tuve un proceso de pseudo vegetarianización que no llegó a cuajar por reflexiones filosóficas. En algún punto del proceso en que se estaba formando mis pilares existenciales decidí que la naturaleza es cruel en esencia. Y que la ley de la selva es matar o morir.
Pero ojo, una cosa es la ley de la selva, de seres libres contra seres libres, y otra cosa es el negocio torturador de seres vivos en el que hemos convertido nuestra industria alimentaria. Solución, reducir el consumo de carne al máximo, más que nada porque la que me coma quiero saber que son de bichos libres, que han tenido su oportunidad, y han pasado a formar parte de la cadena alimenticia, como si se los come un lobo.
Carne de caza, y productos de corral o ecológicos.
Ahora, si tuviera que matarlos yo misma, seguramente acabaría siendo vegetariana, jejeje.
Y en cuestión de alimentos imperdonables que han ayudado a la no consumación vegetariana están el jamón serrano, manjar de dioses, las chuletas de cordero y el pollo a la brasa, y por su puesto el bacalao fresco, ¡y el marisco!. Si es que me gusta "to"

¿Se puede viajar a través de la gastronomía? O, por el contrario, la comida vietnamita es inexportable.
Si pensara que no se pudiera...¡qué poco sentido tendría mi blog! ¿no? Es cierto que es muy difícil conseguir que un plato te sepa exactamente igual cuando lo cocinas fuera del país de origen, entre otras cosas porque muchas veces te faltan los ingredientes y te tienes que apañar con sucedáneos, o no encuentras el producto fresco y tiene que ser enlatado. Y aún así, el carácter que un pueblo le imprime a sus platos es tan fuerte que trasmite parte de esa esencia al comensal aunque lo coma a miles de kilómetros de distancia.
Y lo mismo pasa al revés: Conocer un país, una región o una provincia, va unido inseparablemente a la degustación y disfrute de sus platos típicos y a vivir la cultura del comer y el beber de sus gentes.
Dime un lugar para despertar, desayunar, otro para tomar el aperitivo y lo mismo para la comida, la merienda, la cena...
Me ha encantado esta pregunta.
Para desayunar: Una de las transformaciones viajeras más evidentes que sufro es el desayuno. En la rutina con frecuencia me olvido de desayunar, de viaje me desayuno un dumper de lo que sea, como las pailas de huevos  en Santiago de Chile, o un típico desayuno escocés en un Bed & Breakfast de las Highlands. Y si nos queremos poner exóticos, ¡un plato de Pho o un Banh Mi comprado en un puesto callejero en Hanoi!
Para el aperitivo: Un platito de jamón ibérico en alguna tasca de un pueblo perdido de la serranía de Córdoba. También una pulga con una cervecita en un café en Canarias. 
Para comer: ¡casa de mi madre! Jajaja Y si no, cualquiera de los deliciosos platos que sirven en la taberna "Thanasis" del barrio ateniense de Monastiraki. O un plato de marisco fresco y arroz en Sihanoukville, al sur de Camboya. 
Para la merienda: un carrot cake con una taza de té gigante en un Denny's de carretera a lo largo de la ruta 66. También un croissant y un café en cualquier cafetería de París.
Para la cena: Un entrante de trucha ártica y un guiso de reno con arándanos  al calor de la chimenea en el restaurante Vertshuset del pueblo minero de Roros, en Noruega.
En tu entrada sobre la isla de Koh Rong planteas un debate muy interesante. ¿Contamos o no las maravillas de un mundo virgen?, ¿nos arriesgamos a destruir el paraíso si contamos su existencia?. La gente de Star Trek se planteó algo parecido y los soluciono con “La primera directriz”. ¿Has llegado tu a alguna conclusión?.
Realmente no he llegado a ninguna conclusión y la disyuntiva un poco va en sentido contrario también: por el hecho de que un sitio sea muy turístico, ¿debemos dejar de visitarlo? Tengo unos amigos que se fueron de Hoi An sin visitarla porque les pareció que había muchos turistas, y para mí fue una de las ciudades más bonitas que vi en Vietnam.
Como blogger de viajes, supongo que es ir contra natura no mostrar al mundo la existencia de un lugar maravilloso que has visitado. Escribir desde el respeto y la fascinación, y recordar al lector lo delicado que es el equilibrio que hace de ese destino un lugar tan especial.
¿Recuerdas cómo era la vida antes del blog?
Jajajja, ¡casi que no! Hace 4 años ya que empecé con esto, y ha ido creciendo solo, y pillando forma sobre la marcha. No nació con un plan definido, si no como sustituto de la cuenta de Fotolog que dejé cuando no pude aguantar más la publicidad, impulsada por la necesidad de escribir. Y en realidad me ha afectado en la vida personal, puesto que se lleva un porcentaje muy algo de mis horas de ocio (y de sueño, jeje) y ha convertido mi cocina en un laboratorio de prácticas y ha transformado mi forma de viajar, que ahora siempre es con una libretita además de la Lonely Planet y la cámara.
Recomiéndanos un blog que creas que se merece un mayor reconocimiento, a ver si podemos darle un empujoncito. Da igual la temática.
Un blog que creo que se merece todo el reconocimiento del mundo es el de Sandra Barrera, "El Delantal Rojo Cereza". Recetas caseras, y sinceras. Cocina con corazón, con ingredientes de todos los días, y resultados espectaculares.
Su blog no tiene parte viajera, pero sin embargo ella siempre me obsequia con un comentario en mis entradas de viajes. ¡Es un cielo de mujer!

¿Hay algo que no te haya preguntado y quieras contarnos. ¡Aprovéchate y no te cortes!
Tengo como proyecto secreto a medio hacer y semi-olvidado un libro con las recetas del blog, en las que quite la cháchara bloguera y queden solo las recetas en sí. Así que es un proyecto que no sé si verá la luz. Está ya maquetado y todo solo para ir añadiendo contenido y fotos, pero siempre me surge la misma pregunta...¿quién querría un libro impreso cuando tienes las recetas disponibles on-line? A ver si me sacáis de dudas

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