Qué queréis que os diga, ¿qué me resulta increíble que a estas alturas, a punto de cumplir tres, años este blog no haya publicado aún una de las recetas de ensaladas más tradicionales e internacionalmente conocida?. Lo cierto es que esto no es del todo exacto, pues ya en su momento publicamos una receta de una “falsa ensalada caprese” pero en fin, creo que ya tocaba publicar la verdadera y aprovechamos para participar en el concurso #cocinaunasonrisa de Cocinando con Catman.
Y toca no sólo por su importancia gastronómica, sino por el mero hecho de
que quiero aprovechar para reivindicar que el verano no se ha acabado, ¡no señor! de hecho para mí acaba de
comenzar y en pocas horas estaré disfrutando de unos días de vacaciones y,
claro está, comiendo ensaladas, porque aún es verano y porque siempre es tiempo
de ensaladas.
Así que ¡un respeto para los que trabajamos
los meses de julio y agosto y nos esforzamos en mantener las instituciones de
este país para que los demás pueden disfrutar de vacaciones!. ¡Hombre ya!, que
ya estoy cansado de oir eso de que el verano se ha acabado, que si la vuelta al
cole, que si los escaparates con la ropa de invierno o que si los señores van a
las peluquerías a teñirse para quitarse las canas para volver al trabajo
(literal, lo he escuchado esta mañana mientras me cortaban el pelo).
La Caprese, como todo el mundo sabe ya estas alturas, tiene origen en Capri (de ahí su nombre, que nada tiene
que ver con el mundo caprino) y sus ingredientes básicos son albahaca, tomate y mozzarella, a
lo que añadiremos sal, vinagre y un buen aceite de oliva virgen extra.
Quiero contaros una anécdota curiosa
que dice mucho de la excelencia de la comida mediterránea y la estulticia de
algunos “no mediterráneos”. Está muy claro que los italianos han vendido muy bien su cocina y sus ingredientes por el
mundo cual lobby gastronómico (algo de eso hay y si no que se lo pregunten a los
productores españoles) pero hay situaciones que producen vergüenza:
Caminábamos por la Ciudad de Nueva York aproximándonos al Metropolitan en nuestro maratoniano día
de museos (veníamos del MOMA) y a la
altura de 4ª avenida giramos a la izquierda hacía Central Park. Se aproximaba la hora de la comida y no queríamos
perder mucho tiempo, así que nos detuvimos en un coqueto lugar muy del estilo
de Carry Bradsaw (y mira que me caía
mal el personaje), vamos, coqueto y caro, ya me entendéis… Después de analizar
la carta (sin precios) me decanté por una caprese
y al rato apareció un camarero muy antipático que me sirvió un plato en el que
había un trozo de mozzarella más
falsa que un billete de 6€, dos rodajas mal puestas de tomate y cuatro hojas de albahaca.
Todo ello sin orden ni concierto y como si se hubieran caído de la nevera
directamente en el plato. Mi cara lo dijo todo, así que habló el camarero.
- ¿Quiere un poco de aceite y sal?
- ¿…?... Eh… si, por favor, no me
vendría mal.
El hombre, bastante incómodo por mi
respuesta me proporcionó un salero y un sobre monodosis de aceite y me dijo:
- Son 20$.
- ¡Por una ensalada caprese!.
- Señor, ¡la comida italiana hay que pagarla! (sic).
En fin, yo os propongo algo más barato
y un poco tuneado, barato porque he utilizado mi propia albahaca (ningún año me
había aguantado tanto en la terraza) y tuneado porque le he añadido un par de
toques muy apropiados (eso creo).
Ingredientes:
- Mozzarella de búfala (puedes utilizar de vaca, pero no es lo mismo).
- Tomate maduro.
- Sal en escamas.
- AOVE
- Albahaca fresca.
Opcionales:
- Anchoas
- Aceitunas negras
Elaboración. 1.- Cortamos el tomate y esto va un poco en función del tamaño de los mismos, si son grandes en rodajas, si son, como en este caso, cherry, entonces en cuartos. 2.- Cortamos la mozzarella en el mismo tamaño que el tomate. 3.- Lavamos, secamos e incorporamos las hojas de albahaca (en este caso un poco picadas (sí, por aquello del tamaño). 4.- Picamos la anchoa muy fina (va a servirnos de salazón). 5.- Introducimos 4 ó 5 aceitunas negras (¡sin hueso, por favor!) en el vaso de la batidora añadimos AOVE y picamos con no muy fino pero sin llegar a hacer una pasta.
6.- Mezclamos todos los ingredientes, emplatamos con ayuda de un aro, colocamos encima unas rodajitas de tomate, unas hojas enteras de albahaca, un poco de sal en escamas y ahora incorporamos por encima el aceite de aceitunas negras. Y ahora el momento fundamental, no sé vosotros, pero para mi la música es algo importantísimo en mi vida y si pienso en algo italiano, pienso en Azzurro, así que os dejo con el vídeo del más grande: Ah, y ya que estamos homenajeando la música, creo que no hay mejor día para despedirse al estilo del grandísimo Juan de Pablos en su Flor de Pasión, pues el y otros como él desde los micrófonos de Radio 3 son los que me han acompañado tanto tiempo y me han abierto los ojos a músicas de todo el mundo:
“Forza, saluti a tutti, bacioni, auguri, in bocca al lupo, arrivederci e a presto pino”