Hoy traigo una nueva ensalada que añadir a la colección. Me diréis que es un poco "calórica" por sus acompañantes embutidos y no os falta razón. El motivo es terminar con unas piezas de embutido que ocupaban mi "fondo de nevera" y que me niego a tirar.
En mi casa no se tira comida. Ya sabéis el dicho de media humanidad se muere de hambre y la otra media de colesterol. Desconozco si será tanto, pero es cierto que tanto la que suscribe como vosotros, mis queridos seguidores, pertenecemos a la segunda y más afortunada mitad.
No me voy a poner a analizar nuestra relación con la comida, pero si es cierto que a veces no gestionamos bien la compra de alimentos y nos dejamos llevar por pulsiones, o vamos a la compra con el estómago vacío y llenamos la cesta de alimentos que luego no consumimos.
La idea es ser imaginativos y no tirar nada, por consideración a las personas que no tienen la misma suerte que nosotros. Por eso, mi receta de hoy mezcla las sanísimas lechugas con embutidos que por sí solos, a lo mejor no comeríamos. Vivan las recetas de aprovechamiento!!
Para 2-3 personas:
- 1 lechuga lollo rosso
- 50 g de rúcola
- 50 g de acelga roja (o bien una bolsa de ensalada variada que contiene diversos brotes verdes)
- 8 lonchas de salami
- 8 rodajas de salchichón cular ibérico
- 8 rodajas de fuet
- un puñado de pipas de calabaza peladas
- una cucharada de alcaparras
- 2 cucharadas de vinagre de vino
- 6 cucharadas de aceite de oliva virgen extra (AOVE)
- 1 cucharadita de mostaza a la antigua
- sal
Se lavan bien las lechugas, se escurren y se cortan. Se ponen las hojas de brotes en os platos, haciendo un lecho.
Se reparten los embutidos de forma estética, doblando el salami sobre sí mismo. Se espolvorean las alcaparras y las pipas por encima.
Se prepara una vinagreta con el vinagre, el aceite, la mostaza y la sal y se bate bien con un tenedor o varillas hasta que emulsione. Se salsea la ensalada en el momento de servir, para que no se ponga lacia.