Revista Cocina

Ensalada de madroños

Por Carmenrosa @MicocinaCR

ENSALADA DE MADROÑOSPor una pintoresca carretera comarcal, proyectada en tiempos de Carlos III a fin de unir Málaga con Antequera, aprovechando la vereda existente por la Fuente de la Reina, llena de curvas, con pendientes que descienden suavemente hacia el mar, atravesando uno de los mayores pulmones de la ciudad malagueña, llegamos a  los Montes de Málaga". Abrupto anfiteatro natural que rodea la capital malagueña, laberinto de barrancos, laderas y bosques llenos de pinos, que conviven junto a encinas, alcornoques, quejigos, castaños, nogales, chopos, fresnos, algarrobos, donde crecen las moras, las jaras, los palmitos, tomillo, esparragueras y madroños; unos bosques que estuvieron a punto de desaparecer por el avance de los cultivos y que se fue repoblando y recuperando a principios del siglo pasado.Un bellísimo entorno natural, donde antaño corrían arroyos y torrentes, hoy en día secos, exceptuando la época de fuertes lluvias; un lugar lleno de vida con una fauna y flora espectaculares, realmente maravilloso, habitado desde épocas remotas, prueba de ello es que en su cima, a 1032 mts., hay vestigios de una necrópolis.  Ésa carretera que todos los malagueños conocemos popularmente como “carretera de los montes” o también como “la cuesta de la reina”, nos ayuda a que en tan solo unos minutos, podamos disfrutar de un entorno único.Uno de los puntos neurálgicos es La Fuente de la Reina, antiguo abrevadero para animales, al estar ubicada en un viejo camino de herradura; se encuentra en el monte de la Reina o Reyna; tradicionalmente se considera que el nombre se debe a Isabel La Católica, que bebió allí cuando en 1482 vino a reconquistar Málaga.Los pescadores, bien sobre animales o con carros donde trasportaban un par de cajas de pescado que iban vendiendo a lo largo de la carretera, subiendo hasta donde les alcanzaba.   La Fuente era lugar de alivio para esas personas, y para los animales, donde se refrescaban y reponían fuerzas, sobre todo en verano. Esos mismos pescadores, cuando terminaban de vender el pescado, si era el tiempo de los madroños, los recogian y los ensartaban en cañas imitando a como asaban las sardinas en la playa, las hincaban en una penca pelada y las vendían en Málaga…así se ganaban unas cuantas “perras chicas”…y aprovechaban el trayecto.El madroño es el fruto de un arbusto de frondosas hojas de un color verde oscuro que tapiza en abundancia nuestros montes en ésta época; originario del litoral mediterráneo florece durante el otoño y tarda un año en madurar, en conseguir ése intenso color rojo anaranjado Aún hoy en día se pueden ver algún vendedor en la puerta del Mercado de Atarazanas vendiendo como antaño madroños ensartados en una caña.    Este pasado sábado me quedé con las ganas de fotografiar éste hecho que poco a poco se va perdiendo y que el día menos pensado ya sólo quedará en nuestro recuerdo, no lo hice, pero sí que compré algunas cañas; no me pude resistir al ver ese riquísimo manjar, con ése color rojo señal de madurez, cuyo suave interior de tan dulce sabor con un puntito ácido, nos deleita cada otoño.Su nombre científico es “Arbutus unedo” cuya etimología nos viene a decir: el nombre Arbutus significa "arbolillo", y unedo "comer sólo uno", haciendo referencia a la embriaguez y dolor de cabeza que pueden producir los comidos en exceso;  y es al origen del nombre que se atribuye la recomendación popular de tomar esta fruta con moderación (de uno en uno)….recomendación que suelo seguir, uno detrás de otro, casi sin medida o bien añadiéndola a una buena ensalada. En ésta ocasión:Ensalada de hojas tiernas variadas, aguacate (de la Axarquia malagueña), maíz dulce, zanahoria, atún, palmito, huevo cocido, tomate, pimiento verde y madroños…..un pelín de sal.Aderezar al gusto.   Lo disfruté con una reducción de vinagre de Módena de higos (se pueden encontrar en Makro).

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